Mucho de nada, poco de todo
Teniendo en cuenta que la felicidad es un derecho de
nacimiento y no un privilegio, sentí que en estos momentos mi cerebro
necesitaba descansar de viejos pensamientos y dejar entrar los nuevos. Es por
ello que intenté que las horas no tomaran respiro en los próximos días.
Así que después de compartir una cena con gente de
buen querer, allí en lo alto de ese mirador que separaba las provincias de San
José, Alajuela, Heredia y Cartago de forma lunática bajo palo de hierro; me
levanté de buena mañana para dirigirme allí en donde te podías permitir sangrar
sin sentir nada, allí en donde te podías permitir sufrir el mal sin protestas.
Toalla prestada del último hostel visitado,
bloqueador, Herman Hesse bajo el brazo y unas chancletas del último bazar
europeo visitado fueron suficientes para pasar un buen día en esas playas de
Jacó con pocas palabras compartidas y en donde no intente imaginarme nada sino
vivirlo todo.
A la vuelta tras una ducha de agua fría el ritual del
Mango me esperaba tras deshidratación temprana del que olvida que su piel
morena no deja de sufrir la mirada de aquel que lo acompaña durante todo el
día; así que con agotamiento oportuno la rumba no se alargó más allá de dos
Imperiales compartidas con gente autóctona que me incitaba a descubrir al día
siguiente el carnaval de Puntarenas.
Cerrado por legañas en los ojos un bus ajustado me
lleva a esa calle del Turista de Puntarenas, rostros descamisados sudan al son
de esos tambores y palpitaciones condecoradas por el último grado de alcohol aguardado
en heladeras portátiles; yo tras el último Churchill sin aires políticos bañado
con sirope me retorno al confort de San José.
Cerrado por legañas en los ojos la familia de buen
querer me recoge para presentarme el volcán de Irazú, no sin antes visitar la
Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles de Cartago en donde agua de fe y
donaciones por simbología de ayuda se mezclan entre gente devota.
Son buenas sensaciones, allí en donde intercambiamos
costumbres y puntos de vista de una sociedad que a todos nos abarca entre
arenas de mar que coronan un volcán de ancho diámetro y almuerzos de platos
típicos que auguran una tarde de domingo en familia.
Tras los gritos del clásico que se celebra a pocos
metros me dispongo a escribir estas palabras pensando en que haré mañana, pues
aún me faltan inputs para entender que es “Pura Vida”, más allá de unas bonitas
palabras, pues aún me falta algo para sentirme cómodo en todo lo que hago
ahora.
Pues tal vez aún no estoy libre de dudas e inquietudes,
pues tal vez me he creado un Dios que ha establecido unas leyes que nadie es
capaz de alcanzar. Pues tal vez sólo falta crear otro Dios o bien seguir
buscando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario