sábado, 31 de diciembre de 2016


Dicen que no es un día cualquiera

Llega fin de año y según parece es el momento de analizar la vida y los proyectos realizados durante los últimos 365 días. Es momento de cerrar ciclos y abrir tal vez de nuevos; en definitiva, es momento de hacer cambios.

Llega fin de año y es un día cualquiera como otro, si has esperado hasta este día para poder analizar lo que has hecho últimamente, es que tal vez no te importa el tiempo o bien que no sabes a que agarrarte para poder cambiar tu vida.

A partir del 1 de enero te marcaras nuevos propósitos que tal vez ya te marcaste hace 365 días y que sin saber porque se perdieron en el tiempo

A partir del 1 de enero miraras de nuevo de frente y harás lo que te apetezca sin pensar en que día estas.

En definitiva, el ciclo se abre o se cierra o se mantiene siempre abierto a los cambios que te sucumben en la vida, todo depende de cada uno.

Por suerte aquí en Nepal no se aferran al calendario gregoriano, el nuevo año empezó allí a mediados de abril y ya están en el 2073. Como pasa el tiempo cuando uno está a gusto en un sitio; pues tal vez es porque la sensación de tiempo por suerte se pierde, ya que uno no tiene que esperar nada para poder cambiar las cosas.

Yo no sé si soy de los primeros, aquellos que esperan a que llegue el 31 de Diciembre para cerrar ciclos o bien de los segundos, aquellos que no saben ni les interesa esperar días para cambiar las cosas.

Tanto unos como los otros tendrán sus necesidades, para poder ver así la vida de una manera u otro, y con ello yo me quedo tranquilo. Pues cada uno vive la vida como quiere, pues nada ni nadie es principio y fin de nuestros intereses.

No partidario de discursos de fin de año, si es que existen o si son o no necesarios, sólo me cabe decir que sea 31 de diciembre o 31 de febrero, toma de la vida lo que desees, pues todos los días son igualmente importantes y sobretodo, aunque tengas miedo hazlo igual.

Dicen que no es un día cualquiera; sea lo que sea, nunca te quedes donde no quieras estar en el futuro. Feliz noche de nuevo



miércoles, 28 de diciembre de 2016


Hoy toca de Kant a Nepal y tiro porque me toca

El hecho de que a lo largo de la historia uno se vaya encontrando frases del tipo; “Un pueblo educado es un pueblo libre” de Kant, “Un pueblo que no sabe leer y escribir, es un pueblo fácil de engañar” de Che Guevara o “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” de Nelson Mandela., nos demuestra que hay que desmontar cada uno de aquellos rebaños humanos que se dedican a dignificar la figura de un gobierno que dirige a su antojo, pues tal vez la crítica al mismo se desvanece por falta de voz o debate.

Espero que al final de este escrito no penséis que como estúpidamente llamado “occidental”, predico por conseguir un tipo de vida europeizada, americanizada o como más rabia deseéis nombrarla, sino que espero un mundo que sea de cada uno de aquel que lo vive, creado bajo la idea de que la crítica, sirva de estandarte para reconciliarse con la voz que nos han dado.

Básicamente hay que concebir la educación como un proceso de formación esencialmente orientado a la construcción de una subjetividad crítica, capaz de asumir una posición racional y autónoma en el debate acerca de los principios sobre los que se sustentan las instituciones sociales.

Hay que concebir la educación como el vehículo para perder el temor a alzar la palabra, pues en el fondo lo que a todos nos va consumiendo en cada uno de nuestros actos son los estúpidos miedos, lo cuales se convierten en estereotipos humanos difíciles de ahuyentar.

El temor al error magnificado por políticas educativas, basadas en la repetición de frases sin sustento, que eliminan la capacidad del libre pensamiento innato del ser humano. El libre niño se convierte en preso de cada uno de aquellos mensajes que debe ir repitiendo, los cuales según parece contienen una verdad que simulan algunos. Unos mensajes que lo que hacen no es nada más que crear un camino del cual no se pueden salir, pues más allá del mismo existe una zona inexplorada, que tal vez por desconocimiento, consigue desgraciadamente que el “miedo” a opinar de forma diferente se vea acrecentado.

Hay que poder conseguir educar un pueblo que pueda diferenciar un discurso serio de una predica demagógica, un pueblo sin cobardía a opinar, un pueblo que no desconfié de sus posibilidades y gracias a ello conseguiremos un pueblo más feliz.

En el fondo se trata de un tema de desconfianza con uno mismo, la cual ha estado fomentada hábilmente por aquellos que manejan desde arriba atiborrándonos esos temores.

Mientras tengamos miedo, no estaremos educados y careceremos de inteligencia. La educación no consiste meramente en atestar la mente con información sino en ayudar al estudiante a comprender sin temores esta vida, a comprender con libertad esta vida. Hay que empezar a evitar el hecho de que aquellos que educan ejerzan poder sobre las personas, pues a partir de este momento la sensación de poder hacia los otros se convertirá en una nueva triste historia sin “voz” que contar.

El problema es que cuando a uno le hablan sobre un tema que no conoce, lo único que puede hacer es asentir y creer lo que le dicen, pero cuando se tienen unos conocimientos mínimos a uno no se le puede manipular tan fácilmente.

Entendamos de una vez que ni el gobierno ni nadie, son la solución de cada uno de nuestros problemas, sino que somos nosotros mismos los que tenemos dicho poder.

Me vienen todos estos pensamientos ahora en Nepal, no sé si será por algo o no, pero tal vez yo en el fondo también tengo miedo a debatir de que si la posible política educativa del país es la correcta o no.

Sólo me queda pensar que tal vez no siempre, el sonido del silencio es la mejor opción… ¿pues no saben que el silencio crece como el cáncer? y por eso hablo, hablo, hablo…cuando me apetece.



sábado, 24 de diciembre de 2016


De Kumari a Dalai Lama y tiro porque me toca

De nuevo en el escrito de hoy, podría recuperar las palabras de Vicente Aleixandre entorno a si la tradición y la revolución significan los mismo. Nuevas tradiciones y costumbres de Nepal me ayudan a creer que pensar no siempre se convierte en una pérdida de tiempo.

Hoy es el día de hablar de la Kumaris, aquellas deidades pertenecientes a la comunidad nepalesa Newari; las cuales viven aisladas del mundo hasta que tienen su primera menstruación, momento a partir del cual son destituidas y una nueva Kumari pasa a ocupar su lugar.

Pero creo que ahora no es momento de hablar de si sus pies nunca pueden tocar el suelo, de si sólo pueden hablar con sus familias y únicamente pueden abandonar su templo para honrar los festivales religiosos con su presencia, etc… pues para ello ya hay un ser digital más inteligente llamado Google o sus avatares.

Lo que sí es momento de hablar es de si existe un incumplimiento o no de los llamados Derechos Humanos de los niños y lo más importante; sí dichos derechos son tomados con la misma benevolencia en todas las prácticas relacionadas con alguna religión.

Con lo cual al aparecer la palabra “religión”, es evidente que el terreno se vuelve pantanoso y la posibilidad de opinar sin tal vez suficiente conocimiento, se convierte en un deporte de alto riesgo.

Para ir reduciendo las posibilidades en cuanto hablar de diferentes religiones, primero de todo pondremos en tela de juicio el hecho de pensar en que es más interesante, venerar un ser muerto o bien un ser vivo. Con lo cual uno como agnóstico practicante, se inclina por la veneración de los seres con vida, por el hecho de que los mismos pueden llegar hasta cierto punto a mostrar una proximidad.

Con ello a uno le viene a la cabeza por ejemplo el Dalai Lama, un ser querido que representa ser el líder espiritual de una religión altamente venerada en occidente. Un ser querido que es nombrado como tal ya en su niñez por el llamado “Panchen Lama”. Un líder espiritual que a día de hoy otorga un estatus de “       “ a cada uno de aquellos líderes políticos que consiguen pasar unos días con él para hacerse una fotos.

Con lo cual llega el momento en que uno se pregunta - ¿Cómo fue la infancia de Dalai Lama? – ahora la ignorancia ocupa mi pensar. Tal vez fue una infancia de austeridad en ese Palacio de Pótala, una fortaleza de sólo 410.000 metros cuadrados; pero la verdad es que uno no puede hablar sin conocimiento de causa, pues nunca estuve allí.

Lo que sí que es cierto es que ahora vive en Dharamsala, producto de ese exilio obligado; pero tampoco sería cuestión de entrar en temas políticos ahora, pues con hablar de la religión por hoy ya tenemos bastante, aunque a veces las dos cosas vayan cogidas de la mano.

No creo que en este punto tenga que hablar y contar muchas cosas más; pues lo de pensar de nuevo os lo dejo a vosotros. Sólo me quedaré con unas palabras que decía Anjana Shakya, presidenta de la Organización Himalaya para la Supervisión de los Derechos Humanos.

“Medios de comunicación y periodistas extranjeros intentan imponer sus criterios en nuestra comunidad; tratan de decirnos lo que está bien o mal. Ellos también tienen que escucharnos y entender que podemos decidir por nosotros mismos”.

Una vez más uno se pregunta qué es lo que está bien o mal y lo que es más importante, porque nos lo hacen ver bajo un prisma occidental u oriental.



miércoles, 21 de diciembre de 2016


Le llamaban Navidad, os guste o no

Según parece en Occidente, cada vez es más cool odiar la Navidad. Como decían algunos la Navidad, más que un momento o estación, se convierte en un estado de la mente. Un estado que desaprueba el hecho de que hay que ser feliz sí o sí; con lo cual uno se pregunta si realmente la gente es feliz durante el resto del año o bien la Navidad les sirve de excusa para tener una causa para seguir sin estarlo.

La gente se acoge a discursos tales como que la Navidad es una invitación al consumismo, en donde se pierde el tiempo compartiendo inacabables comidas con la familia, amenizadas con estúpidas y repetitivas películas. Son días de celebraciones bajo una religión que según parece no comparten y en donde las tentaciones a los excesos parecen estar mal aceptadas.

Al fin y al cabo, parece ser una desaprobación entorno a tener que aparentar una personalidad con la que no se encuentran cómodos y encima hacerlo frente de los seres “queridos”. Pues tal vez aquí es donde llega el problema, pues frente ellos salen a relucir las realidades de las cosas.

Sí, tal vez cada uno de ellos durante el resto del año aparenta una imagen hecha a la medida de aquellos que juegan el papel de jueces de su vida y cuando necesitan llevar ese personaje frente a los que realmente conocen, la familia, la confusión llega a saturar sus mentes.

Una vez más el mundo al revés; lo que en principio tendría que ser una fiesta en la que juntar la familia y disfrutar plenamente de los amigos, dichos encuentros se acaban convirtiendo en calvarios personales que superar, con la mejor sonrisa posible.

Sí, tal vez se acaba sentando en una misma mesa, un conjunto de personas que sin saber porque, se ven obligados a desempeñar un papel con el que no se sienten cómodos. En cambio, los que acaban disfrutando más de estos días son los más pequeños, supongo que por ser más inteligentes. Y está claro que es estúpido utilizar la excusa de que son los regalos lo que nublan su vista, pues tal vez somos nosotros los que realmente la tenemos nublada durante todo el año.

Por suerte los pequeños de la familia no conocen a nadie que juzgue su vida, con lo cual tienen la posibilidad de comportarse durante todo el año con la misma naturalidad o, mejor dicho, tal como son.

Ahora en Katmandú, veo un árbol de Navidad, claro está, en uno de los principales centros comerciales de la zona. La gente pasa frente suyo y juega a hacerse selfies con los amigos y la familia. Realmente no tengo ni idea de si se sienten felices o no, pero dudo que el estado de la Navidad les tenga la mente ofuscada. Tal vez será que cada uno de ellos se sienten como niños, o bien que por suerte en el día a día se pueden comportar como realmente son.

En definitiva, no me voy a poner a juzgar a nadie, pero la verdad es que a mí no me importaría hacer “un vuelve a casa vuelve por navidad” por unos días, y tal vez con una taza de café de marca sin especificar, pasar un rato con los míos; eso sí, siempre y cuando no simularan una sonrisa preparada tras el último espejo de la casa.

Por otra parte, reconozco que estoy feliz por estar de nuevo un año, sin ver estúpidos Papa Noel colgados de las ventanas; tal vez es que un punto de occidentalización o como quien dios quiera que se diga aún me queda. Tal vez aun no consigo comportarme todos los días del año tal y como realmente soy. Tranquilos, si realmente os importa o esperáis una respuesta, os diré que estamos en ello.

En estos momentos, que mejor que acabar con una de esas canciones “odiadas” y a la vez esperada ser oída en estos días. Disfruten y rían un poco, aunque les duela…



domingo, 18 de diciembre de 2016


Nuevas iniciativas

Finalmente llego el día, era sábado 17 de diciembre, una fecha que desde hace unas semanas estaba dando mucho que hablar entre los chicos que forman parte del Proyecto Joven. Era el día del lanzamiento de una nueva iniciativa, en uno de las casas de acogida más singulares de Katmandú, Siphal.

Siphal es una casa de acogida, formada en su mayor parte por jóvenes que sus padres se encuentran entre rejas y por otra parte, por disminuidos que tras el terremoto del 2015 tuvieron que dejar su centro debido al mal estado en el que quedo el mismo.

Siphal ha sido un centro en el que durante los últimos años, se han llevado a cabo muchas acciones puntuales por parte de ONG’s. El problema, es que la duración de las mismas en mucho de lo casos no ha tenido continuidad, lo que ha causado un cierto ambiente de desazón en los chicos. Una atmosfera que se puede sentir en el aire, cuando uno de nuevo cruza esas puertas con una nueva iniciativa bajo el brazo.

Por lo común, se han llevado a cabo acciones más pensadas en lo que se piensa que los chicos puedan necesitar, que en lo que realmente necesitan. Con lo cual, como en muchos otros casos, el escuchar antes de actuar ha quedado en el olvido. Esto ha provocado que acciones que desde fuera pudieran parecer benefactoras, finalmente no han llegado a buen cauce; lo que ha originado un cierto desgaste en cuanto a la confianza de los representantes de la institución hacia acciones externas.

Con todo ello, nuevamente Amics de Nepal sentía la necesidad de entrar por esa pequeña puerta azul de Siphal y una vez más escuchar antes de actuar. En este caso ponía encima la mesa una opción, pero daba total libertad a los integrantes del centro para que dicha iniciativa fuese tomada según las necesidades de ellos mismos; consiguiendo de esta manera que fuese tomado como un proyecto del propio centro.

La propuesta era tan básica como ofrecer comida, pero lo importante de la misma era la forma en que se debería ejecutar dicha ayuda. A partir de ahora una vez al mes los chicos de la casa de acogida tenían que decidir que iban a comer el sábado y lo que es más importante, aquello que habían decidido como plato del mediodía, tendría que ser elaborado y cocinado con sus propias manos. Con lo cual, qué mejor que poder gozar de una cosa que uno ha creado con su propio esfuerzo, así pues, la gratificación se ve doblemente compensada.

Tras unas reuniones con el conjunto de chicos de la casa de acogida y después de votaciones democráticas por parte de los mismos, ese sábado 17 diciembre tomaba el nombre de la “Momo Party”.

Los chicos del Proyecto Joven se encargaban de comprar cada uno de esos ingredientes, para poder dar forma a esos momos y ataviados de bolsas llegaban a las instalaciones del centro.

Allí el grupo de internos les esperaban con sonrisas y nunca mejor dicho, con ganas de ponerse manos a la masa, para poder ver el resultado de lo que eran capaces de hacer.

Tras más de tres horas de trabajos y unas risas inevitables, que aparecían de cada uno de aquellos que veían las formas estrambóticas que podía adoptar un momo; llegaba el momento de pasar con bandeja reluciente para probar aquello que habían hecho con su propio trabajo.

Evidentemente el final de fiesta acababa con el debate de que les gustaría cocinar el próximo sábado, seguro que para conocer la decisión final nos faltarían aun unas cuantas visitas más, pero podemos avanzar que un Buff Chowmein o unas Samosas, es lo que sonaba con más fuerza.

De nuevo la continuidad se nota en el camino de Siphal, y lo chicos lo empiezan a percibir cuando ven los jóvenes del Proyecto Joven. Con la confianza mutua entre ambos, las cosas son mucho más fáciles y la posibilidad de poder llevar a cabo acciones que gratifiquen a ambas partes por igual, se ven posibles en un futuro muy próximo.

Gracias Siphal, gracias Proyecto Joven, gracias a todos, por hacerlo tan fácil. Pues todo es más fácil, cuando uno tiene lo que realmente quiere.



jueves, 15 de diciembre de 2016


Las cosas siempre se pueden ver de forma diferente; nosotros cambiamos día a día

Se abre la nueva pasarela de la moda en las calles de occidente. Mallas, tops deportivos, vestimentas transpirables y zapatillas que se ajustan como guantes al pie, sirven para lucir un aspecto saludable. El “mens sana in corpore sano” se recupera día a día auspiciado por una industria de la moda que ve la posibilidad de sacar redito de una nueva corriente que aglutina a todas las generaciones.

Los más jóvenes sueñan en convertirse en los nuevos héroes deportivos del futuro mientras que los cuarentones se pelean por inscribirse en maratones inacabables con el convencimiento que la eterna juventud existe.

Pero hoy se puede ver otra realidad en Kakani, allí en lo alto del valle de Katmandú. Una finish line promovida por Impact Marathon Series, nos presenta una iniciativa que estratégicamente se une al auge del simple poder de correr.

Impact Marathon Series bajo el paraguas de los 17 objetivos marcados por la ONU en 2015, nos ofrece la posibilidad de que Occidente e Oriente se unan para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.

Todo parece encajar en esa idea de unir a la gente en torno a grandes causas, pero una vez situado en ese punto de control, el cual es de paso obligatorio para cada uno de los participantes, uno se da cuenta que ya desde fuera las cosas no parecen igual.

Por caminos de piedra y pendientes arenadas, unos corren ataviados con sus mejores indumentarias, surgidas del último anuncio del último valor mediático de su país de origen. Son confecciones lanzadas por diseñadores de renombre que, junto a los últimos avances en textiles sintéticos, ayudan a mejorar la calidad del ejercicio físico.

Por otro lado, otros corren con tejanos, chancletas y tal vez con la misma camiseta con la que el día antes se fueron a dormir, pensando que hoy podía ser un día muy especial.

Sólo hay una misma cosa que les une, un dorsal que, dependiendo del color, les identifica por el premio por el que están luchando, ya sea por finalizar los 10, los 21 o los 42 km respectivamente.

Al final de la carrera, cada uno de ellos tendrá una recompensa. Para los primeros, una camiseta que guardaran como trofeo, para demostrar que estuvieron corriendo por una causa benéfica; pues tal vez su composición no se ajusta a la moda del momento, para poderla utilizar para correr. Para los segundos, una camiseta que lucirán al día siguiente tal vez para ir a trabajar, para ir a correr o para ir a la escuela.

Uno de los pequeños lugareños entrega la camiseta a su padre al momento que le muestra el certificado de participación; han sido 10 km duros que le han dejado los pies magullados, pues las tiras de esas chancletas se le han clavado en sus pies en forma de latigazos.  A su lado pasa un joven rubio, que no duda en desenfundar su máquina de recuerdos de su brazalete de neopreno, se sitúa al mismo nivel del pequeño y se marca un selfie con sonrisa de compasión.

El pequeño se gira de golpe y le estampa su certificado en la cara, al momento que arranca de nuevo a correr a carcajadas, pues no hay dolor cuando hay alegría.

Ahora el deporte se unió a las causas benéficas para sacar rédito, pues siempre son formas de aprovechar las modas. Pero difícil es saber si todos acabamos corriendo por alguna causa - ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué corréis?


sábado, 10 de diciembre de 2016


Uno no siempre entiende el porqué de las cosas

Cuando llegas a un nuevo país, una de las cosas que despiertan más interés es conocer las tradiciones y costumbres del mismo. En algunos casos las aceptaras y las compartirás y en otros las aceptaras, pero no las compartirás. Pero siempre llega el día en que tras un par de cervezas o tal vez un poco de “soma” uno se queda sin posibilidad de respuesta.

Está claro que no es sólo en Nepal, en donde las palabras de Vicente Aleixandre entorno si la tradición y la revolución significan los mismo, se pierden en el abismo. Pues desgraciadamente en este mundo, la gente sigue sin entender que la vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse; pudiendo modificar su forma para adaptarse a nuevas circunstancias, sin perder por ello su sentido.

Son tal vez las cinco, las seis de la tarde o noche de un día cualquiera y más de una “ ya mujer” de desliza por un camino de barro en la búsqueda de ese cobertizo donde duerme la impuridad.

Según parece el dios védico Indra, quien tomaba también “soma” cometió un pecado terrible y para purificarse creó la menstruación. Sí, según parece aquel que entre otras cosas había cometido adulterio, ahora decidía como sería la forma de expulsar ese óvulo maduro no fecundado.

Son tal vez las doce de la noche o de la mañana, pues no importa la hora en Chaupadi; para los incultos como yo no penséis que estoy hablando de una población remota o de otro planeta. Chaupadi significa “ser intocable” y es una tradición de las zonas del oeste de Nepal, que consiste en que cada vez que una mujer, sea niña o adulta, esté menstruando, tiene prohibida la participación en todo tipo de actividades en su familia y comunidad porque es considerada un ser impuro.

Es por ello que es invitada a abandonar su hogar para trasladarse a un cobertizo durante 10 días, cuando sufre por primera vez el periodo y a partir de esta primera menstruación entre 4 y 7 días a lo largo de su edad fértil.

Sí, según parece las mujeres son altamente infecciosas mientras tienen la regla, pues los virus salen de su boca y miembros. Durante este tiempo, las mujeres tienen prohibido entrar en contacto con los hombres. Tienen completamente prohibido el consumo de productos básicos como la leche, yogurt, mantequilla, carne o cualquier otra clase de por el temor de arruinar estos alimentos.

Tampoco pueden usar mantas para resguardarse del frío, no pueden tocar objetos que otra gente pueda utilizar, especialmente los utensilios de cocina de su casa o de otras casas. No pueden utilizar agua de fuentes públicas. No….

Se les hace creer que todo lo que toquen se pondrá enfermo porque los dioses se enfadarán y enviarán una maldición a sus casas y a su familia

Y evidentemente, las niñas y jóvenes no pueden ir a la escuela, porque según el hinduismo la diosa del conocimiento se pondrá molesta si una niña que menstrua toca o lee un libro.

No entiendo como Saraswati, la diosa del conocimiento, quien con sus cuatro brazos simboliza la mente, el intelecto, el estado de vigilia y el ego, para representar los cuatro aspectos de la inteligencia humana; no se da cuenta que la inteligencia, no es nada más que la capacidad de adaptarse al cambio.

¿Tradición y revolución significan lo mismo?



miércoles, 7 de diciembre de 2016


El Proyecto Joven corre en beneficio de su país

El 25 de septiembre de 2015, 193 líderes mundiales se comprometieron con 17 Objetivos Mundiales para lograr en los próximos 15 años. Se trataban de objetivos globales que se encaminaban a erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.

Para poder conseguir cada uno de estos 17 objetivos, la ONU invitaba a que cada uno nosotros fuésemos participes de ello; pues la participación tanto de los gobiernos, como del sector privado y la sociedad civil era necesario para su logro.

A partir de ello tanto empresas como organizaciones gubernamentales o no, tomaron como emblema dichos objetivos en base a sus políticas de acción.

Este fue el caso de la empresa inglesa “Impact Marathon Series”, que diseño una estrategia para aprovechar el simple poder de correr para construir comunidades de forma sostenible e unir a la gente en torno a grandes causas, dejando un impacto duradero en el mundo

La idea se lanzaba bajo la fórmula de visitar, conocer y correr con las mismas personas cuya vida podías cambiar, gracias a la inscripción en sus eventos. Unos eventos deportivos que se centraban en cuatro países: Guatemala, Malawi, Colombia y Nepal.

Impact Marathon Series llegaba a Katmandú en búsqueda de voluntarios que pudieran cubrir dicha hazaña y no casualmente llamaba a la puerta del Proyecto Joven de Amics de Nepal; pues según parece empezamos a ser conocidos por el hecho de no tener un “no” por respuesta, frente a cualquier ayuda social que podamos ofrecer.

Los chicos de nuevo tomaban la iniciativa como una posibilidad de vivir una interesante experiencia personal y olvidaban de nuevo que el sábado era el día de descanso semanal.

A las cinco de la mañana esperaban cargados de ilusión en esa esquina de Chabahil Chowk a que llegara ese bus que les llevaría en lo alto de esa aldea de Kakani. Allí rodeados de voluntarios de todas las partes del mundo aportaban su grano de arena a dicha iniciativa, al momento que compartían experiencias y conocimientos que les abrirían nuevas puertas al conocimiento.

Sus acciones fueron encaminadas a llevar el control de los diferentes avituallamientos del evento, al momento que algunos de ellos se erigían como jueces de control de paso de los participantes.

Pero lo más importante es que cada uno de ellos se impregnaba del significado de cada uno de aquellos diecisiete objetivos marcados por la ONU y eso los llevaría a pensar en temas como la necesidad de una educación de calidad, la igualdad de género, la energía asequible y no contaminante, etc… y en cómo podrían ser puestos en tela de juicio en sus representaciones dramáticas.

Como es sabido todo pasa por algo en esta vida; estoy seguro que los nuevos personajes que tomen vida en los espectáculos que se avecinan, estarán representados por la lucha de esos diecisiete objetivos que a cada uno de nosotros por suerte o desgracia nos tocan de cerca.



domingo, 4 de diciembre de 2016


Fechas para recordar y olvidar

Podría haber sido un sábado cualquiera, un día más de feriado semanal en Nepal; pero una vez más la naturaleza no tuvo remordimientos en señalar el 25 de abril de 2015, como una fecha para recordar en la columna de sucesos del S.XXI.

Un sismo de 7,9 grados en la escala Richter con epicentro al noroeste de la capital Katmandú, desplomaba una vez más un país desgraciadamente demasiado acostumbrado a tomar el receso tras el avance como forma de vida.

Más de 7.000 personas perdían la vida, al momento que cada uno de aquellos patrimonios de la humanidad, se convertían en un montón de escombros que ya sólo quedarían en el recuerdo de los viejos libros de historia.

Cerca de las oficinas d’Amics de Nepal, esa mítica Estupa de Boudhanath se quedaba huérfana de paseantes, pues la gente sólo le quedaba tiempo para luchar por conseguir trozos de lona, para convertirlos en improvisadas tiendas de campaña hechas hogar.

Es 22 de noviembre de 2016, aún existen campos de desplazados en el centro de Katmandú que no ayudan a olvidar lo sucedido, pero hoy es un día especial. Tras una ceremonia budista se abre de nuevo al público la Estupa.

Los trabajados de restauración han llegado a su fin y una sensación de felicidad inunda cada una de aquellas callejuelas que se erigen a ese conjunto iluminado que de nuevo invita a ser acompañado por caminantes.

Uno de esos grupos de caminantes, cruza esa plaza cargado de cubos y diferentes enseres con la idea fijada en hacer algo especial. Son los chicos del Proyecto Joven d’Amics de Nepal, que se dirigen a Mahendra Baudha Higher Secondary School; pues ha llegado el momento de poner su grano de arena en ese día de celebraciones para el país.

De nuevo se suben al escenario con sonrisa en rostro, para seguir contando las realidades del país; hoy toca hablar de nuevo sobre los inconvenientes medioambientales que arrastra el mismo.

Frente a ellos, un sinfín de niños se apretujan por no perderse los movimientos de cada uno de aquellos personajes, que se convierten por más de un día en ídolos para ellos.

Se trata del hombre azul y su conjunto de hábiles secuaces que luchan por ver un Nepal limpio, un Nepal sin polución, un Nepal sin contaminación, un Nepal que avance.

Son las 5.30 de la mañana del 28 de noviembre de 2016, más de un móvil suena en esas casas de Katmandú. En cada uno de ellos se puedo leer un mensaje; - ¿lo has sentido? –

De nuevo un terremoto acechó el país, esta vez sólo fueron 5.5 grados en la escala de Richter. Tal vez será tema de conversación en esa fría mañana, pero lo que sí que es seguro, es que los chicos del Proyecto Joven d’Amics de Nepal asistirán de nuevo a la oficina con sólo una idea; lo pasado, pasado esta y hay que mirar hacia delante. Sólo de esta manera podremos luchar con más fuerza que nunca por todos los nuevos proyectos que se vienen encima.

Sigo pensando que aún tengo que aprender mucho de ellos…