miércoles, 22 de marzo de 2017


Una del soldadito de plomo, uno que se queda en Nepal

Y ese día fue diferente, fue la canción lo que llego primero y a partir de aquí una vez más todo se empezó a conectar. Caía en mis orejas una de esas viejas canciones de Bunbury en donde hablaba de un soldadito de plomo.

De nuevo un siempre buen recibido retroceso a la infancia, llenaba mi cabeza de páginas coloreadas al son de las letras de Andersen.

Sí, era ese soldadito de plomo, que un día se levantó como pudo, pues según parece tenía una pierna que no llegó a fundirse en un día de fiesta. Ese soldadito de plomo que se veía diferente, frente a cada uno de aquellos que le acompañaban en esa caja de regalo; ese soldadito que estaba preparado para dar vida a cada uno de aquellas historias imaginadas por cada uno de los allí presentes.

Sí, tal vez era lo mismo que en la canción, un soldadito de plomo expuesto al linchamiento como deporte nacional, debido a su aspecto. Y sí, de igual manera, podría pensar que todo era horrible o terriblemente bello, siempre dependería del cristal con el que se mirara.

Pues llego el día en el que se dio cuenta, que estar erguido con una sola pierna era símbolo de belleza, todo dependía de si el ropaje tomaba forma de tutu o de galones inventados.

Curiosamente cada una de aquellas telas dictaminarían, si seríamos los encargados de mostrar el victimismo y el fracaso o bien si seríamos los encargados de que el mismo se olvidara al menos por unos minutos, en cada uno de aquellos que, con una o dos piernas, necesitaran evadirse de su propio victimismo o fracaso inventado.

Una vez más todo dependía de cómo quisiéramos ver las cosas. Siempre teníamos que estar preparados para poder tomar los ropajes que se nos acercaran, los nuevos caminos que se nos acercaran; tal vez nos equivocáramos, pero siempre hay algo en el día a día que nos suena mejor, solo hace darse permiso a escucharlo, y sin miedo alguno optar por ello.

Tal vez cada uno de aquellos caminos estarán expuestos a un linchamiento de nacional, tal vez habrá gente que estará encantado de mutilarlos; pero si a uno le suenan bien ya es condición suficiente para ver cómo tratarlos desde la belleza.

De momento decidía quedarme en Nepal por un tiempo más y de momento no necesitaba encontrar quien se vistiera con tutu o sin ello, para pensar que era la buena elección, pues la gracia podía estar en un camino mal escogido.  A partir de aquí todo se volvería a conectar entre sí y seguiría y seguiría.

El próximo día tal vez me levantaría con una frase o bien con una nueva canción y tendría que decidir un nuevo vestuario con el que lidiar para ver él porque de ello. Sinceramente ahora estaba tranquilo, pues casi ni ropaje llevaba encima, me había quedado desnudo; pero no por falta de algo, sino por necesidad de nada.



jueves, 16 de marzo de 2017


¿Quién dijo Adiós a Chuchepati?

Aún recuerdo el primer día que lo vi. Había llegado al aeropuerto de Katmandú y un taxi me llevaba a la Boudha Gate, en donde me tenía que encontrar con uno de los compañeros del voluntariado. A la altura de una grande superficie comercial, en donde el taxista me aseguraba que era donde podría encontrar cada uno de aquellos productos a los que se le resistiera su búsqueda, se abría un gran descampado con tiendas y estructuras que según me enteré posteriormente albergaban a un gran número de los damnificados del terremoto del 2015.

Sí, según parece era campo de refugiados, de desplazados, de víctimas del terremoto, etc…. todo dependía del carácter que le quisiese dar el que lo nombraba; era Chuchepati.

Ayer pasaba por ese espacio y se hacía realidad el significado de la palabra descampado más que nunca; las excavadoras se habían encargado de arrasar la zona, no dejando ni rastro de las más de 2000 personas que allí vivían, ni de sus enseres. Un nuevo terremoto había arrasado la zona, con la diferencia que esta vez había sido un terremoto preparado y estudiado por “naturaleza humana”, sin lugar a dudas, a veces tal vez la más imprevisible.

Durante el tiempo que llevaba viviendo en Katmandú, había escuchado diferentes versiones de la situación real del campamento; por un lado, aquellos que decían que los mismos vivían en una situación de apalancamiento en la que no se buscaban salidas y por otra, aquellos que aseguraban que las ayudas prometidas por parte del gobierno no estaban llegando según lo acordado y de allí el porqué de dicha situación.

Como siempre la falta de información real en cuanto a los hechos, ofrecía la posibilidad de que cada uno de aquellos explicase su historia con libertad de equivocarse sin ser juzgado.

Es por ello, que esa misma mañana recurría a los diarios digitales del país, para tener más información, o para ver como los diferentes puntos de vista eran mostrados a la sociedad. Pero por desgracia las informaciones en diarios como el Katmandú Post o el Rising Nepal, el que según parece ofrece la voz del gobierno, dejaban hojas en blanco al momento que ofrecían una vez más la posibilidad de que las invenciones fuesen de boca en boca.

Tan sólo podía recuperar algún artículo en el occidentalizado Himalayan Times y alguna que otra información que repetía lo mismo, que parecía llegar de Reuters. Allí se anunciaba que las personas ya hacía un mes que habían sido avisadas de un inminente desalojo. El gobierno se reafirmaba con dicha acción, argumentando que la situación en el campamento estaba empezando a ser insostenible y que llegaba el momento que cada uno de aquellas personas recuperasen su sitio, en aquellas aldeas que quedaron olvidadas ya hace más de dos años.

Con falta de información no sabía que contar más, tal vez en mis nuevas vueltas por la Estupa ahora vería más gente mendigando o tal vez todo seguiría igual como los días pasados, pues a veces en Nepal las cosas cambian sin que la gente se dé cuenta, a veces en Nepal la información real no llega a los oídos de todos los interesados o por obligación desinteresados.

Me quedaré con el recuerdo de aquellos días en que visite el campamento con la ONG, para dar soporte educativo a los jóvenes que allí vivían e intentare no pensar que el lujoso hotel que se encuentra justo al lado del campamento, el cual no parece estar en proceso de desalojo, no llene ciertas líneas de tinta como parte implicada en el proceso.

Dogs are everywhere almost everywhere that I go



martes, 14 de marzo de 2017


Cuando uno no entiende porque el Holi solo dura un día

Tal vez alguien pensara que estoy enfadado con el mundo, pero últimamente veo que vamos celebrando fiestas que tienen poca durabilidad y nos enorgullecemos de las mismas, aunque el resultado final sea dar a entender, que a pesar de saber que existen diferencias que nosotros mismos marcamos entre los humanos, seguimos viviendo tranquilamente con ellas.

Sí, me refiero al Holi, la fiesta hinduista que según parece por un día, las diferencias entre castas, religión u origen desaparecen. El día en que los límites entre las distintas capas sociales, jóvenes y mayores, ricos y pobres se difuminan.

Sí es el día de la diversidad cultural, el día del respeto mutuo, el día en que las viudas normalmente olvidadas por la sociedad pueden salir a festejar, el día en que las gentes de las castas inferiores tienen el derecho a insultar a los de las castas superiores, el día de reconciliarse con todos aquellos que tengamos diferencias, el día de perdonar y empezar de cero.

El día en que en Varshana, allí donde según parece nació Rādhā, la consorte del dios hindú Krishna, se permite a que las mujeres puedan pegar con un palo a los hombres.

Yo me uno a la fiesta, me visto de blanco para poder ver resaltar esos colores que me echaran en forma de polvo. Sí, será el verde como símbolo de armonía, el naranja como símbolo de optimismo, el azul como símbolo de vitalidad y el rojo que marcará la alegría y el amor.

Me bajaré por esa Tusal Chowk que me unirá hasta Pashupatinath, llenándome me colores y abrazos de cada uno de aquellos amigos y desconocidos que se abrazaran a mí con la mejor de sus sonrisas e intenciones.

Llegaré a Basantapur y en esa Durbar Square los edificios históricos perderán por un día su reclamo, pues lo más importante en esos momentos es la gente. Una gente que siento más feliz y emocionada que nunca, una gente que tal vez siente lo fácil que se hace vivir, cuando no hay diferencias entre cada uno de nosotros.

Con lo cual uno de nuevo se queda con la sensación de no entender nada en esta vida, sí realmente durante ese día disfrutamos y sentimos que todo puede ser más fácil si queremos, porque no lo extrapolamos para el resto de nuestros días, para el resto de nuestras vidas.

Sino sólo nos quedaremos con una cosa, una alegoría a la única realidad que parece demostrable, el cambio de estación, la llegada de la primavera.

Ahora en esa misma noche veo que allí arriba es Purnima, luna llena, y los colores de esa camiseta blanca que llevaba cargada de colores hace pocas horas, se empiezan a difuminar buscando recuperar su normalidad, la realidad.

Tal vez fue un espejismo y de nuevo los símbolos de armonía, optimismo, vitalidad, alegría y amor quieren desaparecer, pues al día siguiente nos levantaremos con una nueva realidad, en la cual no reiremos tanto; pero que aguantaremos el resto de los días del año, pues un nuevo holi aún tendrá que esperar.

Sometimes…. No entiendo nada… porque somos tan complicados y absurdos



viernes, 10 de marzo de 2017


Mujeres, hombres y la estúpida organización social de las relaciones entre sexos

Hoy me levanto y me dicen que es el Día Internacional de la Mujer y según parece el día 19 de noviembre fue el día Internacional del Hombre. Tal vez con esas ansias de llenar cada uno de los días del calendario, también debe existir el Día internacional de los niños de cinco años, el Día internacional de las chicas con el pelo rubio, en fin, el Día Internacional de la estupidez selectiva del ser humano….

Sí, el género, una expresión de la estúpida necesidad psíquica humana, de clasificar el mundo simbólicamente, para poder ordenarlo y pensarlo. Sí, el género, la estúpida organización social de las relaciones entre sexos.

Es tal vez producto de mi ignorancia, pero no recuerdo la existencia del Día Internacional del Ser humano, o ¿es que hemos olvidado lo que somos? -, si es que algún día realmente fuimos algo…

La verdad es que estoy un poco cansado de estas ansias de separación entre todo lo que nos rodea, como si cada uno de nosotros tuviésemos de realzar unos derechos individuales, como si cada uno de nosotros tuviéramos que luchar de forma particular; supongo que ya va siendo hora que veamos todo ello de forma más global.

Entendamos de una vez, que la principal diferencia entre hombres y mujeres son las expectativas que la sociedad, le atribuye a cada uno de ellos, y este es realmente el problema.

Todo sería mucho más fácil sino tuviéramos sentimientos de culpa, por no ser el hombre o la mujer que te dijeron que habías de ser; si empezáramos a ahorrarnos la estúpida sensación de culpa de saltarse lo “establecido”.

Según parece nos quieren barrer del campo de la competencia laboral aduciendo que las mujeres nos sentimos mal, por no poder desarrollar nuestra faceta de la maternidad. Según parece nos quieren barrer de nuestra faceta de paternidad aduciendo que los hombres nos sentimos mal, por no poder desarrollar nuestra competencia laboral. ¿nos hemos vuelto locos?

Lo único que conseguimos es ver mujeres y hombres de mirada perdida, con expresión pasiva y el ego disminuido por sus propias expectativas negativas.

Tal vez en su día definir el género de una persona era imprescindible para que tuviera una vida adaptada y saludable psíquicamente, dado que el reconocimiento social pasaba por adaptarse a esa norma; pero tal vez ya ha llegado el momento en que evolucionemos con nuestra manera de ver la vida.

Luchemos para que las expectativas no vengan marcadas desde fuera, luchemos por un mundo sin separación de géneros; salgamos cada día a la calle como humanos, si es que aun los somos y olvidémonos de colgarnos etiquetas, que lo único que nos aportan son necesidades.

Unas necesidades marcadas por una sociedad que, aunque parezca inverosímil, somos nosotros mismos, y que según parece cuando no las conseguimos acabamos frustrándonos. A lo que uno se pregunta - ¿Por qué nos maltratamos de esta manera?

No luchemos por los derechos de la mujer o del hombre de forma individualizada, luchemos por los derechos del ser humano. A todo esto, me voy a dar una vuelta por la estupa de Boudhanath.

Tal vez soy un soñador, pero no soy el único…



martes, 7 de marzo de 2017


De vuelta a Katmandú

De nuevo llegaba el día de acercarse a un aeropuerto y tomar un vuelo; se habían acabado los días de playa y de no pensar en muchas cosas más, que las propias para la subsistencia de uno mismo. Era el aeropuerto de Kuala Lumpur, el que según parece había sido escenario en los últimos días de un episodio al más puro estilo “Homeland”; una serie que tomaba nuevamente como referencia a lo que estaba viendo, escuchando o leyendo esos últimos días.

Unos días atrás habían matado al hermano del dictador del régimen norcoreano en ese mismo suelo que yo pisaba. Las hipótesis saltaban rápidamente a llenar ríos de tinta para cada uno de aquellos interesados.

El mundo del espionaje se frotaba las manos con el fin de poder ofrecer la historia más creíble jamás contada, fuese o no cierta; pues evidentemente todo dependía de los intereses de cada uno de aquellos que con guerra o no fría, participaban día a día con la idea de jugar con el pensamiento de la gente

Evidentemente las primeras acusaciones saltaban entorno a ese bastión hermético llamado Corea del Norte; un hecho no raro de esperar teniendo en cuenta que tal vez las mismas informaciones pudiesen llegar de medios estadounidenses o surcoreanos. China, como protectora del asesinado, parecía no saber dónde fijar su mirada y acababa anunciado la suspensión de importaciones de carbón procedentes de Corea del Norte hasta finales de año, lo cual dejaba a Pyongyang sin una considerable fuente de ingresos.

De nuevo la historia se repetía y aquellos que controlaban el mundo, seguían dando importancia a cada una de aquellas cosas que en su momento les interesase; dejando de lado aquello que tal vez no aportase suficientes ingresos económicos a sus arcas. Como siempre, lo que puede parecer ser un mundo tan grande se vuelve tan pequeño, al son de cada uno de aquellos que se encargan de dirigirlo.

Es por ello que me iba de nuevo a un sitio tal vez olvidado, y solo recordado en aquellos momentos del año, en que uno quiere sentirse bien con uno mismo y aportar su grano solidario. Sí, hablaba de Nepal, y de nuevo mi billete de avión señalaba Katmandú como destino.

Desde lo alto de aquel avión evidentemente ya no veía espías, tal vez por esa niebla o polución que enmascara esa ciudad, pero una vez despejada, la verdad que ya sólo podía ver un valle. Un valle que anunciaba de nuevo la vuelta a casa.

Tal vez a la salida del aeropuerto no podía sentir ese aroma especial de esa tierra, que siempre hemos leído en revistas de promoción turística y que tal vez la última vez sí que pude sentir. En ese momento ya me empezaba a preguntar si ese olor ya formaba parte de mí y como si de un único cuerpo se tratara, la misma ya nunca más se desprendería de mí y llevaría conmigo sin darme cuenta.

La verdad es que había pensado cada uno de mis pasos a mi llegada. No podía empezar de otra manera; tenía una parada obligatoria en el sitio de comidas de al lado de casa, para recuperar de nuevo ese chicken chowmein acompañado de ese Black Tea. Después a media tarde, poca cosa más interesante que hacer, que dar de nuevo unas vueltas a esa estupa de Boudhanath. La verdad es que, visto así, tal vez había sido poco original, pero era lo que realmente necesitaba.

Ahora ya tumbado en la cama me relajaba escuchando a …… allí no había espacio para voces gobernantes con ansias de volar; con ansias de hacer volar noticias al son de un dólar influyente.



viernes, 3 de marzo de 2017


Multiculturalidad en la Isla de Langkawi

Como quien quiere una playa quiere otra y al final un nuevo bus y un viaje en ferry me llevaron al norte de Malasia. A esta le llamaban Langkawi y se encontraba a poco más de una hora de Koh Lipe, según parece una de esas entradas paradisiacas a Tailandia. La verdad que era tentador seguir subiendo, pero esa vez tenía que frenar un poco mi impulsividad, pues mi vuelta a Katmandú estaba a la vuelta de la esquina.

Como si de una señal se tratara a pocos metros de mi llegada al puerto de Langkawi, me encontraba una gran estatua de lo que parecía ser un águila. Era el símbolo de la isla y según parece era Garuda, el caballero del dios hindú Vishnu; así que nuevamente alguien más se encargaba de recordarme que mi camino se dirigía hacia tierras nepalís.

Alguien más se encargaba de recordarme que la multiculturalidad es símbolo de convivencia, siempre y cuando la misma no se encuentre contaminada por aquellos que sólo quieren ver lo que les interesa. Sí, en ese país mayoritariamente musulmán, Garuda seguía saludando día tras día a cada uno de aquellos musulmanes, budistas, hinduistas, taoístas y quien no Dios que quisiesen adorar.

Levanto un periódico de hace unos días y anuncia que en Kuala Lumpur se han sucedido manifestaciones en contra del endurecimiento de las penas impuestas a partir de la 'sharía'; según parece el país se está volviendo más conservador y la llamada policía de la moral empieza a patrullar las calles.

Tal vez los estadounidenses dirán que el ISIS está detrás de todo esto, pues Indonesia y Malasia pueden ser unos buenos baluartes para “recuperar” Asia; tal vez los estadounidenses dirán…

Levanto la pantalla del ordenador una de esas tardes cualquiera, en que uno necesita hacer descansar su piel quemada a la sombra de un día de playa y me dispongo a ver un capítulo de la serie estadounidense “Homeland”. Allí la CIA, el Mossad o cualquier servicio llamado de inteligencia parece tener la razón, aunque ficticiamente se siguen matando unos a otros. ¿realidad o ficción?

Me levanto por la mañana me como mi roti acompañado de patata y me bebo mi café americano sin azúcar ni leche; me pellizco y veo que es una realidad.

Me bajo a la playa y cuando me tocan las olas que allí poco rompen, noto que me mojo. Me pongo de nuevo al sol y me quemo. Hace viento y me lleno de arena….levanto la vista y veo mujeres andando con burka por la orilla del mar, mujeres con biquini con los pies en el agua y hombres que nadan sin esconderse los pechos; me pellizco y veo que es una realidad

Al cabo de unas horas todos acabaran sacando más o menos arena de sus tobillos y a pie o descalzos se irán a comer aquella verdura, animal, pez, halal o no …que más les convenga; me pellizco y veo que es una realidad

Así que no nos levantemos porque alguien nos lo diga, sino porque nosotros queremos. No es un Dios quien guía la evolución, sino que somos nosotros mismos la que la guiamos… pellizquémonos de tanto en tanto y preguntémonos porque a veces parece que vivamos en mundos diferentes, cuando solo tenemos uno.

No cometamos la estupidez de hacer guerras con nuestros hermanos de armas…