Intentando
olvidar sumar y restar en Kelowna
Dicen que
si te gustan las aventuras no dejes que la ciencia te estropee las cosas; pero
a pesar de que a día de hoy sumerja mis piernas en las frías aguas del lago
Okanagan para equilibrar las faltas de oxigeno perpetuadas por unos precios que
me acorralan en tiempo y espacio, no consigo olvidar el convertidor de moneda.
Ya deje el
couchsurfing para juntarme con aquellos que tal vez se encuentran en la misma
situación que yo, pero veo que los mismos andan con la billetera más cargada.
Así que me levanto de buena mañana y tras un pancake con azúcar cortesía de la
casa, salgo a la calle con pulgar levantado en busca de que alguien me lleve a
esas “farms” en donde uno pueda recoger algo a cambio de unos buenos dólares.
Cruzo
hasta la zona de Oliver, no tener vehículo complica las cosas y la work permits
o como se llame aún más; algunos me comentan que tal vez en una semana pero que
no tienen lugar donde hospedarme, así que la inversión en una tienda de campaña
parece inevitable; es entonces cuando me planteo si realmente esto es lo que
busco, si realmente esto es lo que quiero.
Está claro
que es una nueva prueba matemática en la que me he visto inmerso y que la misma
está condicionando la libertad de hacer lo que quiera. Pero compañeros, que yo
sólo quería intentar seguir pintando cuadros con palabras con más o menos
criterio, no pedía nada más.
Me
devuelvo por las tardes un poco más cabizbajo en busca de mi plato de pollo con
algo o de algo con pollo, pues la alimentación aun la considero necesaria para
poder tener la cabeza cuerda y el cuerpo con suficiente energía para poder
seguir sonriendo a cada uno de aquellos personajes anónimos que me cruzo por la
calles de British Colombia. Sí realmente una de las cosas que me ha sorprendido
de Canadá, ya sea en un pueblo o en una ciudad, que siempre tienes un
intercambio de sonrisas que te llenan de ánimo, pues somos personas; así da
gusto vivir, mientras me pueda olvidar de la ciencia.
Miro a
izquierda y derecha del mapa de Canadá; un Calgary estaría bien ya sea por Bon
Iver o Antonia Font, pero cualquier desplazamiento en bus a otra zona es una
apuesta a todo o menos que antes, así que de momento me refugio a la espera, sin
creer que el factor suerte me haya olvidado.
Me acerco
de nuevo a esa playa inventada del lago Okanagan a sumergir mis piernas y
“today” mi cuerpo entero. Al salir del agua veo que la gente sigue sonriendo,
no parece que hagan cuentas e incluso los más pequeños no parecen ni utilizar
sus índices ni pulgares para decir cuántos años tienen. Pues estamos en verano
y esto es lo que buscaba, así que tengo que estar feliz a pesar de que “About
today” la suerte tal vez me abandono.
Mañana
será un nuevo día y tal vez alguien se acordara de mí cuando ande por aquellas
“farms”, sino siempre me quedaran esas cálidas sonrisas anónimas que por suerte
me olvide de enumerar.