domingo, 30 de diciembre de 2012


De la Ruta 40 a la Carretera Austral – De El Calafate a Puyuhuapi
El autobús arranco lentamente acompañado por las notas de Last Night Throughts de AaRON. En donde un piano cargado a la vez de fuerza y melancolía estaba destinado a recordarme que a medida que pasan los días, uno se da cuenta que a lo largo de cualquier viaje, van apareciendo personas que se encargan de escribir los relatos de tu vida, personas que se encargan de dejar pequeñas huellas en tu vida, personas que se encargan de despertarte del pasado y del futuro…Hi! Good morning!, el presente está aquí y también existe…
Pero está claro que también llega un momento en que ese afán viajero no siendo fiel siempre a tus sentimientos, se encarga también de separar esos caminos que un buen día se encontraron por azar tras ese ventanal de humo inhalado.
Así que ahora me encontraba de nuevo sentado en el Omnibus de la Ruta 40 camino a Los Antiguos, en donde la señales aún se aliarían con mi recuerdo mostrando mensajes tales como “it’s amazing!!” Se trataba de uno de esos tantos conectores comunicativos que días atrás nos había arrancado genuinas sonrisas de complicidad. Unas sonrisas que ahora yo recordaría para siempre y que me ayudarían a seguir el viaje con más energía que nunca.
Así que llegado a los Antiguos y como si tuviera que cruzar nuevos caminos, sin que ello significara un olvido de los anteriores; pues uno no se permite separarse del pasado con tanta facilidad ya que el “nada” nunca es para siempre, me plante en Chile Chico.
Allí el Lago General Carrera se encargaría de marcar mi nuevo horizonte hacía el llamado Puerto Ingeniero Ibañez; en donde una vez en tierra sólo me quedaría agarrarme al ansiado viaje y engancharme a la conocida Carretera Austral, en donde las estepas Argentinas se verían traducidas por frondosas verdes Chilenas, llamadas bosques..
Sin ni siquiera poder cerrar los ojos a lo largo del viaje para poder seguir manteniéndome en el presente, llego el momento en que de nuevo el cielo anunció mi atardecer y tras el Lago Risopatron  me encontré con una pintoresca localidad que enmarcada por elevadas montañas cubiertas de bosques se encargaría de darme cobijo bajo el nombre de Puyuhuapi.
A la mañana siguiente baje rápidamente las escaleras del hospedaje y chille;
Hi Puyuhuapi! What do you want to do TODAY?

 
 

jueves, 27 de diciembre de 2012


Perito Moreno

Tras unos días divagando por las montañas, llego el momento en que el cielo perdió su luz y acabó bajando su telón para medirse por primera vez a un nuevo conocimiento que descendía uniformemente desde las alturas. Un conocimiento cargado de luz y fuerza y  que en forma de sentimientos cristalizados se veía abocado a conocer nuestra cruda realidad.

Unos sentimientos cristalizados, que alejados hasta día de hoy de cada uno de nosotros se mantenían firmes y agrupados por miedo a perder una impunidad carente de significado; una impunidad que nosotros queríamos romper avariciosamente desde el otro lado de la valla. Sí era allí, tras esa valla en donde los significados adoptan el papel de palabra, en donde nos encontrábamos nosotros, anhelando el desprendimiento de cada uno de esos momentos, con el fin de poder aunque fuera por unos segundos recibir algo de su conocimiento.

Ellos finalmente ahogados por nuestra presión acababan cayendo; al mismo momento que sus antecesores chillaban por su pérdida, al mismo momento que el cielo veía sus lagrimas llorar, al mismo momento que nosotros errados de sentimiento… intentábamos congelar ese espacio de tiempo con una imagen, sin dar tregua a un luto natural.

A lo largo de ese camino, veíamos como se deslizaban cada uno de sus pedazos por una laguna intoxicada por una humanidad que acabaría derritiendo cualquier presagio de buen hacer.

Aunque siempre nos quedaría la ignorante esperanza que alguna esencia quedaría intacta y acabaría recorriendo los ríos de nuestras vidas.
 
 

domingo, 23 de diciembre de 2012

El Chaltén

Tras uno de esos ventanales se encontraba ella, con mirada triste y perdida a un horizonte inexistente, veía como se les escapaban uno a uno cada uno de aquellos recuerdos pasados con la misma rapidez con que hoy, veía consumir cada uno de los cigarros que inhalaba sin parar. Cada uno de aquellos cigarros era la excusa perfecta para abandonarnos por un momento y seguir pensando como la bonita historia llegaba a su fin. El billete de vuelta se llamaba 30 de Diciembre y con ello se acababa un año sin contar banderas ya que estas no tenían espacio en un mapa físico en donde se trataba a todos por un igual. 

Tras compartir la excusa perfecta del alejamiento diario a la que todos los fumadores somos afines, me presentó su principal fantasma; sin lugar a dudas este se llamaba “Regreso”. Un fantasma que se veía acrecentado por el mero hecho de que la palabra “regreso” no comprendía la realidad de la situación. Era imposible hablar de regreso, porque ni el sitio de donde partió hace un año sería el mismo ni ella era la misma; se trataba de un billete de vuelta en donde la única realidad era la existencia de un retorno de un nombre y no de una persona, el retorno a un trozo de tierra pero no a un país.

Tras unas miradas de consentimiento mutuo, la invité a que compartiera cada una de las vivencias que minutos atrás consumía compulsivamente tras esos ventanales. Se trataba de un mero trato entre un genuinidad sabática de conocimiento que buscaba ponerle nombre a su persona y a mi Abel ignorante.

Así que dejando atrás esos ventanales ensombrecidos por las agujas del Fitz Roy nos adentramos al Parque Nacional de los Glaciares, dispuestos a conocer cada uno de sus secretos. Nuestra aventura por esa belleza primeriza duró unos días; desde el nacimiento del Rio Blanco hasta la loma del Pliegue Tumbado nos adentramos por el camino del Glaciar de las Piedras Blancas, la Laguna de los Tres, la Laguna Capri, la Laguna Torre… y cuando volvíamos a la realidad…Una realidad marcada por la vuelta a los ventanales tras cortinas de huma inhalados, yo me preguntaba quién sería yo dentro de un año.

Sólo podría pensar humilmente que por lo menos me reconoceríais por mi nombre…y siempre “sé” que al menos me quedarían viejas canciones que me ayudarían a recordar quién había sido.


jueves, 20 de diciembre de 2012

Ruta 40 – De Bariloche a El Chaltén

La mañana parece llegar bajo un viento de la Patagonia arrancándole el tiempo a una dura noche de pocas horas dormidas; mientras que unas mochilas reposan a la espera de un nuevos horizontes en el andén de una estación de autobuses, miradas de solitarios buscan conversación con la que aferrarse aunque sea por un momento de compañía.

Cada una  de ellas intentan adivinar procedencias, similitudes, edades, …con las que compartir las experiencias vividas los días anteriores, otras parecen dar la batalla por perdida y se enfundan unos antifaces con los que apartarse de la realidad, como aquel que bajo un libro de hojas abiertas disfraza su sentimiento de soledad con ojos enturbiados que no le dejan leer.

Yo abro la cortinilla que me separa del exterior y leo un letrero que me sitúa en la ruta 40 dirección para El Chaltén; más de 1.500 kilómetros para recorrer a lo largo de dos días, pero estos…

Me ayudaran a descubrir los verdes paisajes de El Bolsón y Esquel, que se encargaran de dejarme un pequeño rastro del ya lejos Bariloche.

Me ayudaran a descubrir la ruda y árida estepa que se extenderá desde Tecka hasta llegar a Tres Lagos, pasando por Perito Moreno, Bajos Caracoles y el Lago Cardiel que con estancias alejadas a las que el cielo mira impasible; irá dejando por el camino caballos en búsqueda de antifaces, ovejas despellejadas con aire famélico y guanacos que parecen multiplicarse bajo el efecto reflectante de unas largas carreteras que parecen no tener fin.

Me ayudaran a descubrir mi destino, en donde la estepa se va suavizando al mismo momento que se ve cubierta por una fina alfombra verde que parece dar paso a unos tímidos arbustos que irán marcando mi camino.

Me ayudaran a…..de repente siento que alguien me toca el hombro y me dice; - Perdone señor, hemos llegado a El Chaltén – momento en que yo levanto la vista y cierro el libro.

……..me ayudaran a descubrirme a mí mismo.

lunes, 17 de diciembre de 2012



La Angostura - Bariloche

Tras tocar el timbre de la pequeña puerta de madera del Hostel, aparece una mujer de edad avanzada con mate y bombilla en mano; momento en que me doy media vuelta buscando respuestas a mí sorpresa y es así que me veo en el centro de una ciudad que bajo insignia albiceleste se encuentra rodeada por lagos, bosques y montañas; según parece me he quedado dormido en medio del soñado paso andino hasta aparecer en Bariloche! ¡Estoy en tierras Argentinas!

Dejo la mochila en el primer armario entreabierto que encuentro y tras cambiarme de “remera” salto corriendo a la calle en búsqueda del mejor postor que me ofrezca un cambio paralelo a los pocos euros que me quedan en la cartera, eso sí, lamentándome al mismo momento de no tener dólares en mano, los cuáles harían saltar lágrimas de alegría a más de uno.

Recogiendo los billetes al vuelo entro en un restaurante con mesas montañeras de madera y no dudo en pedir mi milanesa al plato con papas fritas acompañada de una Quilmes Cristal bien fría; me quedo mirando la etiqueta fijamente y en ella puedo leer “el sabor del encuentro”, realmente nunca mejor dicho…momento en que me vienen a la cabeza esos buenos momentos vividos meses atrás en Buenos Aires. Pero sin poder dar tregua al recuerdo me doy cuenta que un alfajor me mira fijamente desde la feria artesanal de enfrente, que junto a un Fernet Branca parece estar dispuesto a perder su virginidad.

Realmente sólo faltarían unas notas de Gardel para caracterizar la situación, pero estas se ven mejoradas con el buen gusto del Redemption Song de Bob Marley, con lo que me voy repitiendo a mí mismo “Emancipate yourselves from mental slavery, none but ourselves can free our minds”. Con ello me doy cuenta que siempre nos llevamos algo de cada una de las canciones que pasan a lo largo de nuestra vida y que sin las cuales sería imposible el recuerdo.

Este es el momento en que alzo mi copa de Fernet y brindo por Pau Ballbé, dándole las gracias por responder al mail de mi hermano, en el que me daba las gracias por utilizar su canción en el blog y me deseaba suerte en mi largo viaje. -“Pau, espero que segueixis despertant la sensibilitat de la gent amb la teva música i amb tota humilitat gràcies per deixar-me identificar en algunes de les teves lletres” –

En los días siguientes pasaron por delante de mis ojos sitios tales como la villa de la Angostura, el Parque Nacional Nahuel Huapi, el Lago Gutierrez, el Parque Municipal Llao-Llao con los entrañables Arrayanes y las increíbles vistas desde el Cerro Campanario,… con  lo que se me hace muy difícil el resumir todas estas sensaciones en una fotografía.

Pero sinceramente una de las anécdotas más curiosas de mi estancia en Bariloche, se dio una buena mañana saliendo del Hostel; en donde me vi sorprendido por una mujer de poco más de cincuenta años, que parecía un poco angustiada.

Según me comento esa misma tarde se tenía que reencontrar con su ex novio, que hacía más de 25 años que no lo veía y por ello me preguntaba sobre el estado de las instalaciones del Hostel. No obstante al cabo de pocos segundos me confesó, que lo menos que le interesaba eran las instalaciones y que la principal duda que tenia era “si agarrar un par de camas chicas o bien una de matrimonio”; sus propias palabras eran.- la verdad es que por teléfono andamos muy bien, pero yo tampoco quiero que ahora él se piense…tu ya me entiendes… ¿usted que haría?- .

Realmente lo primero que se me vino a la cabeza fue un clásico “la vida sólo se vive una vez”, pero luego pensé que si me estaba contando todo esto era porque realmente le interesaba la relación, con lo que acabe diciéndole; - “la respuesta me la dan tus ojos, cuando hablas de él” – lo que me respondió con una sonrisa. Desgraciadamente al día siguiente no supe si sus ojos se correspondieron  a su sonrisa….

Bueno os dejo, parece que la ruta 40 nos espera!!!! Dale dale, agarralo!!!

sábado, 15 de diciembre de 2012

Entre ríos y lagos – De Valdivia a Osorno

Después de unos días cargados de actividades deportivas en lugares en donde el idioma oficial parecía estar lejos del país de residencia en el que me encontraba, sentí la necesidad de intentar integrarme con la gente autóctona y para ello me desplace a aquellas capitales de región, que posiblemente no gozan de tanto reclamo turístico por si solas, pero que en cambio ofrecen la posibilidad, no tan sólo de sentir más como vive la gente, sino que te permiten trasladarte a tu día a día a muchos kilómetros de Barcelona.

Así que de repente me vi por ejemplo “paseando” por un supermercado, con la única razón de ir comparando el tipo de productos que se ofrecían en cada uno de los lineales del mismo. Como si fuese un estudioso del merchandising, me veía analizando la forma de colocar los productos, la forma de presentar las ofertas, la forma en que estaban distribuidas las diferentes secciones, que tipos de productos adquiría la gente, etc… fue uno de esos momentos en que te preguntas - ¿Por qué llenamos nuestra cámara de fotos de paisajes bucólicos revendidos por la oficina de turismo de la esquina y en cambio cuando vemos que la bollería comparte lineal con los productos de la limpieza lo pasamos por alto? pues la verdad que no lo tengo muy claro. Así que con la intención de innovar saque mi cámara, pero sinceramente no hice mucho más; según parece después de estar más de dos horas en el supermercado mi sombra se había unido a la del agente de seguridad del establecimiento…pues nada, una sonrisa y a seguir paseando.

La verdad es que repetí este ejercicio con varios establecimientos, hasta que llego un momento en que me dije – “No fa falta Abel” – Así que me dirigí al Hostel y como un niño me pase buena parte de la tarde escribiendo con eso que llaman Facebook; momento en que ahora me decís; no tienes que conectarte, ya que así no disfrutas tanto del viaje… ¡Tonterías! ¡Qué mejor, aunque sea por unos momentos, que poder disfrutar de la gente que quieres y que ahora se encuentran lejos de ti!

Así que como veis, han sido unos días cuotidianos, pero ello no significa que hayan sido poco interesantes, todo depende de ti mismo y del valor que le des a los cosas. Pues no se vende todo lo que valoramos ni todo lo que nos venden tiene valor, sino daros una vuelta por el supermercado.

Bueno os dejo que tengo una cosa muy importante que hacer ahora, voy a escribir una postal por no sentirme mal por haber utilizado el Facebook, bueno y en realidad por muchas osornas cosas más..

Buenos días María Teresa,

…..
 
 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La Araucaria - Pucon

De nuevo me embarqué en la búsqueda de nuevos mensajes que me guiaran por este largo camino, nuevos mensajes con los que aprender nuevas cosas, nuevos mensajes que dieran respuesta a la inquietud que a veces sobrevolaba tímidamente en mi pensamiento, pero que a veces golpeaba con fuerza y me preguntaba….- ¿que andaba buscando con la aventura que esta semana había iniciado?

Para ello me dirigí a los cerros de la Araucaria. En estos momentos quería sentir las montañas de cerca, más bien como diría mi amigo Vegas, sentía la necesidad de “encontrarme cerca del cielo”, ese cielo tan real como el abismo. Sí, ese abismo que supone entregarse a “esa guerra tan cruel de uno contra uno mismo”, esa lucha por conseguir llegar a eso que tanto idealizamos o más  bien a eso que buscamos sin saber muy bien que nombre darle.

Así que con ansia idealizadora y mochila a la espalda me subí al primer bus nocturno que paso por la estación de San Fernando, el cual tomaría la forma de hostel y me ayudaría a ahorrarme unos pocos pesos chilenos.

Fue una buena mañana, cuando esa idealización tomo el nombre de Cerro de San Sebastián; un cerro que ahora divisaba desde el llamado Parque Nacional de Huerquehue, el cual se encontraba acompañado por el lago de Caburgua. Fue allí donde emprendí mi camino, con mirada fija al alto horizonte; eso sí, una vez más sin saber exactamente contra que enemigo estaba intentando luchar o sin saber si tal vez tan sólo se trataba de una de mera necesidad ególatra de sentir que culminaba una proeza, una proeza que esos momentos retaba mi pensar.

Os tengo que decir que no sé si encontré respuestas a mi inquietud, pero me sentí orgulloso de llegar a su cima y con ello me confirme a mi mismo que no estaba la vida para perder héroes, ni grandes ni pequeños… y al menos con ello podía seguir pensando que en esta vida podía ser lo que realmente me propusiera ser.

domingo, 9 de diciembre de 2012


Tras un arduo trayecto de curvas me he ido alejando de Santiago, hasta que llega un momento en que todo parece tener un nuevo sentido. Es esa propia intuición, la que me hace bajar las escaleras del autobús, momento en que miro a mi alrededor y me doy cuenta que hay cuatro “almas” que tampoco no se han podido escapar de la tentación de huir de la civilización; estas miran fijamente hacia el mismo punto, momento en que yo levanto la cabeza y me veo frente al mar.

En ese momento empiezas a pensar en esos paisajes idílicos en los que tantas veces has soñado, en esas formas de vida en las que te gustaría encontrarte inmerso para sentir la felicidad aun más de cerca; te vienen a la cabeza imágenes de cabañas de madera frente al mar, de ese baño salado sin apenas salir de la cama, de esa búsqueda nómada de alimentos por el mar con que cubrir tus necesidades, con esos atardeceres con buena compañía en que acabas ahogando el fuego compartido sin sentir el paso del tiempo… y es al cabo de un tiempo que me doy cuenta que estoy haciendo realidad todas esas imágenes oníricas y me veo sentado en la playa rodeado de esas cuatro” almas” que me habían acompañado en ese viaje, las cuales me transmiten un ambiente claramente familiar.

Supongo que una vez mas no fue casualidad, que esa misma tarde me hubiera topado con un nuevo mensaje estampado en una vieja madera, en donde se podía leer:

el agua mi hermano

la ola mi hermana

el mar mi “alma”

Ahora entendía las sensaciones que habíamos tenido esa misma mañana al bajar del autobús; ese mar nos había unido para que pudiéramos hacer realidad aquellos sueños compartidos.

¿la familia une al igual que el mar?...esperaremos encontrar nuevos mensajes…
 
 
 
 

miércoles, 5 de diciembre de 2012


Sentado en una terraza del Barrio de Lastarria me dispongo a escribir estas palabras y lo primero que me viene a la cabeza es la palabra “verano”. Está claro que necesitas una climatización a nivel personal para ubicarte en una ciudad a la que llegas por primera vez acompañado tan solo por la sombra de tu propia mochila, pero ello parece pasar desapercibido a partir del momento que sientes que el mayor cambio viene dado por el hecho de sentir una desubicación climática, que no sólo te hace olvidar de dónde vienes sino lo que hacías pocos días antes de llegar aquí.

Ahora miro a mí alrededor y veo caras sonriendo bajo ligeros trapos de ropa, copas de vino solitarias con ansias de conversación, historietas de laburos….y algún que otro modernillo que intenta disipar su arte creativo bajo el tapiz inventado de una calle adoquinada.

Mientras pienso en lo que he hecho desde que he llegado, y me gusta rememorar  ese primer choripan que con recuerdo argentino me engullía bajo un sol abrasador, acompañado de cualquier bebida gasificada; al momento que recorría la Piojera, la Plaza de las Armas, el Palacio de la Moneda, el Teatro Municipal,…pero sinceramente lo que recordaba con mas fervor era el Cerro de St. Lucia y especialmente este barrio de Lastarria, que cargado de un espíritu europeizado me hacía sentir más cercano a mis orígenes.

Mientras por el camino habían fluido conversaciones con xilenos, alemanes, fineses, …que debatían rutas para un próximo día y que me despertaban la duda de si quedarme algún día más en la capital o bien aventurarme hacia el sur en la búsqueda de nuevas experiencias.

Posiblemente me encontraba influenciado por un grafiti con el que me había topado esa misma tarde, el cual pedía a gritos la necesidad de aprovechar cada uno de los minutos de nuestras vidas. Tenía ganas de crear nuevos pensamientos para poderlos hacer realidad y poder llenar sin piedad esa pizarra que parecía no tener fin a día de hoy.
 

lunes, 3 de diciembre de 2012


Me gustaría empezar este blog con una canción que define lo que estoy viviendo en estos momentos. Porque a veces con pocas palabras es más fácil decir lo que sientes.


Si pogués triar un poder,
fent cas a l'inconscient,
diria que ho tinc clar:
voldria parar el temps
i que tot es quedés
per sempre en el present.
No és que tot sigui clar
ni que em vagi tan bé,
però malauradament
m'ensumo el que vindrà:

Potser ja no ens veurem
i alguns ja no hi seran.
Tots ens haurem fet grans
i molts hauran canviat.
I els llocs on ara anem
molts d'ells hauran tancat
o potser el món sencer
serà un gran riu de fang.

Potser ja no ens veurem
i alguns ja no hi seran.
Tots ens haurem fet grans
i molts hauran canviat.
I els llocs on ara anem
molts d'ells hauran tancat
o potser el món sencer
serà un gran riu de fang.

Si pogués triar un poder,
fent cas a l'inconscient,
diria que ho tinc clar:
voldria parar el temps