jueves, 4 de julio de 2013

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2033…y seguiré respirando igual que ahora...

Pues la verdad es que espero que dentro de veinte años no me encuentre atrapado entre cuatro paredes cristaleras que sólo me permitan ver poco más de aquel sol que anuncia el paso de un nuevo día. En ese momento espero poder cerrar ese video a tiempo al ver que la felicidad eclipsa mi propio yo. Pues me quedo con la idea de que la vida es una sucesión de momentos y depende de mí mismo de como los viva.

Sí tal vez estoy en esa burbuja del viajero en donde frases lapidarias aparecen sin cesar en el día a día; momentos en que piensas que el hombre muere por las ansias del sentido común o mejor dicho pierde la libertad por el sentido común, momentos en que piensas que ningún hombre civilizado se arrepiente del placer, momentos en que piensas en no prohibirte nada, momentos en que piensas que no hay ninguna razón para amar sino que se ama porque se ama, momentos en que te das cuenta que la vida transcurre ahora y que no hay que morir por el pasado ni vivir para el futuro, momentos en que dejas de pensar…

Así que sin querer pensar en ese futuro estúpido de pensamiento, utilizare la forma del futuro sólo como aviso para anunciar que si dentro de veinte años las excusas aparecen por motivos de trabajo, si los olvidos aparecen por motivos de trabajo, si los encuentros desaparecen por motivos de trabajo, si las aventuras desaparecen por motivos de trabajo, si la incertidumbre ya no aparece por motivos de trabajo….si vivo por un nuevo traje por corbata con pendiente ausente, despertarme, pues tal vez estaré muerto…

Así que espero que visualicéis este video, no para que nos veamos próximamente en cualquier sitio del mundo, sino para que os podáis ver a vosotros mismos en cualquier sitio del mundo. Y si por suerte nos encontramos más que un abrazo y una sonrisa nos ayudaran a seguir soñando sin la necesidad de cerrar los ojos.

Pues tal vez llego el momento de dejar de cerrar los ojos para ver o dejar de ver ese futuro que nunca llega o ese presente que nunca se acaba por la sensación de inmovilidad del mismo.


Sin más palabrejas de soñador despierto me despido por tal vez unos días o un momento, todo depende de lo que aparezca de nuevo frente mis ojos abiertos.


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