jueves, 10 de abril de 2014

Buscando ideas para seguir hablando

Frente a la reiteración de las mismas acciones diarias producto de las largas jornadas de laburo, sólo me veía con la posibilidad de crear fábulas a partir de los diferentes objetos o cosas con las que me iba cruzando en el día a día. En el fondo era una de las principales razones de mi viaje; encontrar aquellos objetos autóctonos que definieran simbólicamente y según mi pensar cada una de aquellas emociones o momentos con los que me tropezara.

Así se daba a entender que el viaje de cada uno es a través de todo aquello que esta diariamente a su alrededor. Yo con mi viaje recibía ciertos estímulos y a través de los mismos los podía relacionar con un objeto de ese lugar de escritura. La línea de resultados vendría por saber si a través de esos mismos objetos a uno se le despertaban las mismas emociones o situaciones que a mí; sino al menos siempre nos quedaría intentar que a través de los mismos uno se permitiera viajar sin moverse desde el sillón de su casa.

Si nos damos cuenta toda la existencia esta creada a partir de todos los objetos que nos vamos encontrando, a día a día, así que con los mismos podemos seguir pensando, soñando, viviendo,… igual es  una contradicción con el hecho de viajar, pero teniendo en cuenta que por suerte o desgracia vivimos en un mundo terrenal; creo que es la manera de romper con lo que es tachado de material (sin vida) y cualquier pensamiento, sueño, liberación. No nos engañemos, cualquier objeto nos hace soñar, todo depende de nosotros mismos, pues pasamos horas y horas soñando desde casa. Con lo cual si queremos cada día puede ser muy especial, sólo depende de nosotros mismos.

Así que un día como hoy me encuentro manglares, playas blancas, arrecifes de coral, casas de madera con tejado de zinc y esos cangrejos  que me acompañaban en mis idas y venidas de mi lugar de alojamiento; allí donde desde antaño un mismo Colón se dedicó  a reparar sus naves.

Pues es allí mismo donde yo ahora casualmente también me reparo sin salvar ni guardar ningún tipo de apariencia, pues las mismas se quedaron al otro lado de la isla; así que ahora podía olvidarme de todo aquello que según parece era moralmente aceptable tras camiseta negra y bandeja en mano. Allí no tenía que deslizarme sobre ningún tejado ardiente de zinc, pues mi propio código Hays se había ido diluyendo entre aguas que separaban esas dos islas.

Ahora pues me podría simbolizar con aquel gato sin tener que quitarme ningún vestido de forma sensual o bien me podría ver como cada uno de aquellos cangrejos que poblaban media isla y que seguían escondiéndose en su caparazón para proteger su delicado cuerpo ante el miedo de no encontrar a tiempo esas raíces de los árboles que los salvaguardarse; pues tal vez el problema es que allí era el único sitio donde podían gritar para vencer el miedo que les atenazaba.


Así que tal vez sería un cangrejo en Colón y un gato sin tejado ardiente de zinc en Carenero, el cuerpo parecía estar dividido, pues tal vez nunca somos un “uno”. Pues tal vez es imposible aparentar lo que somos o no las 24 horas del día; en todos los casos seguiremos siendo animales, aunque a veces parece que lo olvidemos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario