Buscando
ideas para seguir hablando
Frente a
la reiteración de las mismas acciones diarias producto de las largas jornadas
de laburo, sólo me veía con la posibilidad de crear fábulas a partir de los
diferentes objetos o cosas con las que me iba cruzando en el día a día. En el
fondo era una de las principales razones de mi viaje; encontrar aquellos
objetos autóctonos que definieran simbólicamente y según mi pensar cada una de
aquellas emociones o momentos con los que me tropezara.
Así se
daba a entender que el viaje de cada uno es a través de todo aquello que esta
diariamente a su alrededor. Yo con mi viaje recibía ciertos estímulos y a
través de los mismos los podía relacionar con un objeto de ese lugar de
escritura. La línea de resultados vendría por saber si a través de esos mismos
objetos a uno se le despertaban las mismas emociones o situaciones que a mí;
sino al menos siempre nos quedaría intentar que a través de los mismos uno se
permitiera viajar sin moverse desde el sillón de su casa.
Si nos damos cuenta toda la
existencia esta creada a partir de todos los objetos que nos vamos encontrando,
a día a día, así que con los mismos podemos seguir pensando, soñando,
viviendo,… igual es una contradicción
con el hecho de viajar, pero teniendo en cuenta que por suerte o desgracia
vivimos en un mundo terrenal; creo que es la manera de romper con lo que es
tachado de material (sin vida) y cualquier pensamiento, sueño, liberación. No
nos engañemos, cualquier objeto nos hace soñar, todo depende de nosotros
mismos, pues pasamos horas y horas soñando desde casa. Con lo cual si queremos
cada día puede ser muy especial, sólo depende de nosotros mismos.
Así que un
día como hoy me encuentro manglares, playas blancas, arrecifes de coral, casas
de madera con tejado de zinc y esos cangrejos que me acompañaban en mis idas y venidas de mi
lugar de alojamiento; allí donde desde antaño un mismo Colón se dedicó a reparar sus naves.
Pues es
allí mismo donde yo ahora casualmente también me reparo sin salvar ni guardar
ningún tipo de apariencia, pues las mismas se quedaron al otro lado de la isla;
así que ahora podía olvidarme de todo aquello que según parece era moralmente
aceptable tras camiseta negra y bandeja en mano. Allí no tenía que deslizarme
sobre ningún tejado ardiente de zinc, pues mi propio código Hays se había ido
diluyendo entre aguas que separaban esas dos islas.
Ahora pues
me podría simbolizar con aquel gato sin tener que quitarme ningún vestido de
forma sensual o bien me podría ver como cada uno de aquellos cangrejos que
poblaban media isla y que seguían escondiéndose en su caparazón para proteger
su delicado cuerpo ante el miedo de no encontrar a tiempo esas raíces de los
árboles que los salvaguardarse; pues tal vez el problema es que allí era el
único sitio donde podían gritar para vencer el miedo que les atenazaba.
Así que
tal vez sería un cangrejo en Colón y un gato sin tejado ardiente de zinc en
Carenero, el cuerpo parecía estar dividido, pues tal vez nunca somos un “uno”.
Pues tal vez es imposible aparentar lo que somos o no las 24 horas del día; en
todos los casos seguiremos siendo animales, aunque a veces parece que lo
olvidemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario