viernes, 28 de octubre de 2016


Llegando a uno más de muchos sitios

No sé si importa el sitio donde esté, al fin y al cabo, las llegadas siempre son iguales; desembarques, desorientación, intercambio de monedas, sacar la VISA de turno y como no esa salida aturdida a una gran calle en donde te esperan multitud de transportes que con la mejor de las sonrisas te invitan a llevarte allí donde quieras.

De nuevo te encuentras en una capital de un país, en donde es difícil distinguir una personalidad propia del mismo. Buscas olores y contrastes que te permitan tomar en consideración aquello que tienes enfrente, pero la estúpida búsqueda de la racionalidad humana lucha por limitarte a ver las cosas materiales que la rodean. Pues desgraciadamente la conexión emocional ha sido progresivamente negada por los hombres que van depositando en la razón y en la tecnología las únicas claves de su poder.

Es así como me doy cuenta que aún no consigo ser un niño; un niño para poder volver a saber oler, tocar…en definitiva, para sentir; pues mis ojos estúpidos buscan y rebuscan sobre lo conocido para notar que son algo en aquel mundo que les rodea.

De nueva la estúpida necesidad de encontrar hechos que me sean familiares para tal vez sentir que no estoy tan lejos de nada, se convierten en un modus vivendi que acaba liquidando las ansias de aventura y que me hacen ver poco más que ciudades globalizadas.

Ciudades globalizadas en cuanto a forma; veo coches, calles y un conjunto de cosas materiales que no me dejan ver más allá, de manera que me acaban reiterando lo vivido en los días anteriores.

La sociedad de la información nos acaba inundando a todos de unas mismas intenciones y tan solo nos quedan ciertas tradiciones que nos sirven de excusa, para poder sentirnos con cierta personalidad propia y es allí donde quiere llegar uno cuando viaja.

Pero de momento sigo viendo coches, calles y un conjunto de cosas materiales… y si se me fijo bien, veo también gente que anda arriba y abajo hacia un rumbo que tal vez ellos conocen.

Al cruzarme con ellos me intento comunicar, pero hablan otra lengua…tal vez tengo que aprovecharme de ello, pues en nuestra capacidad de comunicación no existirán los verbos que hacen alusión a los estados mentales como pensar, decidir, creer, dudar, equivocarse

Pues tal vez es así como finalmente podré volver a las primeras etapas de mi existencia, y podré dedicarme a explorar el mundo con los sentidos, podré dirigirme hacia el exterior; hacia lo que puedo ver, tocar, oler o saborear, cualidades que se han ido mermando a medida que han pasado los años. Tal vez esta se convertirá mi ciudad sin sueño…

Fin de trayecto, una cúpula blanca es coronada por unos ojos que me clavan una plácida mirada allí donde este. De momento no puedo decir nada más, solo puedo ver un cartel en donde se lee “Boudha Stupa”, Kathmandu, Nepal.



2 comentarios:

  1. La contaminacion espiritual. La perdida de la voluntad de sentir la libertad real nos confunde. Dejarse llevar por un falso mundo de necesidades finge ser mas facil que tu essencia mas pura. El paso de cambio de actitud no es facil. Una abraçada desde Selva

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  2. Seguiremos intentando olvidar ese falso mundo de necesidades ;)

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