jueves, 17 de octubre de 2013

Rojas

I tal vez me comporté como un cobarde al separarme silenciosamente de la persona más especial que había conocido durante estos más de diez meses de viaje.
No me quedaba otra que la de resignarme a seguir buscando palabras que me ayudaran a llenar el vacío de esas hojas marchitadas, del apego que maltrataba de nuevo a quien seguía buscando su aventura personal.
Esa aventura personal que parecía no entender de fines ni objetivos y que seguía desdibujando la posible cotidianidad para poder sentirse más libre.
Sí, esa libertad que de vez en cuando quedaba marchitada por la oscuridad de mi propia sombra, la cual parecía obviar esas huellas que se iban quedando marcadas en mi a veces frágil cuerpo.

I tal vez mañana, cuando me largara de este país, ese cuerpo cicatrizaría mis propias auto heridas; pero con ello no me permitía  que las mismas se perdieran en el olvido.
No me quedaba otra que la de resignarme a mirarlas para buscar el recuerdo de esos cortos momentos, que sin explicación alguna llegaron para ahondar en donde no existían sombras, pues las mismas no se permitían aparecer en la absoluta obscuridad.
Esa aventura que nunca acabaría, pues nunca llegó a empezar; pues sólo empezó de forma escrita hace más de medio año, cuando esta misma libreta abría sus ojos con un “Hasta Pronto Valparaíso”
Sí, yo ahora miraba atrás para seguir idealizando a quien me había hecho soñar y miraría feliz hacia adelante, pues aún me quedaban hojas que pensaba que algún día podríamos escribir juntos.

I tal vez mientras recordaría más que su sonrisa y..
No pensaría en la resignación por el distanciamiento corporal
Esa aventura se convertiría en más que una postal escrita
Sí, cada una de aquellas nuevas y viejas postales escritas, tendrían tu imagen como emoción, pues tú me las despertastes todas.



Dos personas se miran…



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