Rojas
I tal vez me comporté como un
cobarde al separarme silenciosamente de la persona más especial que había
conocido durante estos más de diez meses de viaje.
No me quedaba otra que la de
resignarme a seguir buscando palabras que me ayudaran a llenar el vacío de esas
hojas marchitadas, del apego que maltrataba de nuevo a quien seguía buscando su
aventura personal.
Esa aventura personal que parecía
no entender de fines ni objetivos y que seguía desdibujando la posible cotidianidad
para poder sentirse más libre.
Sí, esa libertad que de vez en
cuando quedaba marchitada por la oscuridad de mi propia sombra, la cual parecía
obviar esas huellas que se iban quedando marcadas en mi a veces frágil cuerpo.
I tal vez mañana, cuando me
largara de este país, ese cuerpo cicatrizaría mis propias auto heridas; pero
con ello no me permitía que las mismas
se perdieran en el olvido.
No me quedaba otra que la de
resignarme a mirarlas para buscar el recuerdo de esos cortos momentos, que sin
explicación alguna llegaron para ahondar en donde no existían sombras, pues las
mismas no se permitían aparecer en la absoluta obscuridad.
Esa aventura que nunca acabaría,
pues nunca llegó a empezar; pues sólo empezó de forma escrita hace más de medio
año, cuando esta misma libreta abría sus ojos con un “Hasta Pronto Valparaíso”
Sí, yo ahora miraba atrás para
seguir idealizando a quien me había hecho soñar y miraría feliz hacia adelante,
pues aún me quedaban hojas que pensaba que algún día podríamos escribir juntos.
I tal vez mientras recordaría más
que su sonrisa y..
No pensaría en la resignación por
el distanciamiento corporal
Esa aventura se convertiría en
más que una postal escrita
Sí, cada una de aquellas nuevas y
viejas postales escritas, tendrían tu imagen como emoción, pues tú me las despertastes
todas.
Dos personas se miran…
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