Tres libretas, una camino a Lima
…y porque un adiós no significa
que dejemos de compartir las cosas…eran las primera palabras que se podían leer
en aquella libreta de telas azules que había aparecido tras cuarenta soplos de
deseos. Ahora treinta horas más tarde la abría en esa playa que de nuevo
visitaban mis ojos, en un lucho llamado Arica; allí en donde mis tobillos de
elefante buscaban su estado normal con el impacto de esas tenues olas de sal
cicatrizante.
La verdad era complicado decir
adiós y más un día como hoy; pues veía que acababa de cumplir mis cuarenta años
lejos de la gente que quería…eran las primeras palabras que se podían leer en
aquella libreta que estaba dispuesta a hacer volar su cierre de hierro sin
miedo a decir que lo importante para ella era pensar que viviría permitiéndose
sentirse autorealizada gracias a la sonrisa de caras ajenas, gracias a la ayuda
a los demás.
Son aquellos momentos como el de
ahora en los que aprovecho para decir lo que pienso cuando no os tengo en
frente…eran las primeras palabras que se podían leer en aquella libreta en
donde la naturalidad de sus hojas y la sencillez como carta de presentación era
aprovechada por escritores, dibujantes,.. en fin, para cada uno de todos
aquellos que estuvieran dispuestos a mostrar sus sanas inquietudes de forma
desinteresada frente al mundo; pues ella siempre estaría allí con las
cuartillas abiertas con ganas de aprender.
Y porque un adiós no significa
que no nos volvamos a ver de frente durante cuarenta años más... Sí que es
verdad que cada una de aquellas libretas se volverán viejas e irán
desapareciendo por el camino ya que las mismas sólo se permiten existir por las
inquietudes de cada momento. Sí que es verdad, que nosotros sin desaparecer tal
vez estaremos tiempo sin vernos; pero si pasa, siempre nos quedará el recuerdo viejo
o no, pero escrito, que nos permitimos compartir unas hojas de nuestras
inquietudes sin miedo a aprender cosas nuevas.
Ahora agarro mí nueva libreta de
telas azules sin dejar de observar los recuerdos de la libreta “roja”, tal vez
aún faltan más impactos de olas tenues; mientras no nos queda otra que cambiar la
Campiña por la Inca Kola, las Toddy por el Sublime, la palta por el choclo con
queso,… mientras camino hacia la gris Lima.
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