Palabras
que hacen pensar
Fue uno de
esos días en los que de nuevo volvía entre las líneas que marcaban cada uno de
aquellos cortos manzanos que se alineaban sin sombra marcada. Los pasos de mis
pies desnudos se seguían separando entre crujidos de hierba muerta y al son de
cada uno de ellos se alternaban dos palabras que parecían estar en disputa por
un reencuentro imposible; tal vez imposible por la existencia de una entrepierna que parecía ser
el centro de su desunión.
Una se
llamaba pasión y la otra se llamaba amor; la verdad que yo sin dar vuelta
alguna a la cabeza, estaba dispuesto a seguir adorando cada uno de aquellos
libros de los cuales solo conocía una bella tapa, pues esos eran mis deseos
internos y sin saber si sabían contar historias de amor, preferiría seguir andando
a tientas por cada uno aquellos caminos que tal vez sin o con manzanas me
acabarían marcando a tortazos los sueños de la pasión.
Sólo
gracias a ellos se me desvelaban de nuevo las ganas de pensamientos obsesivos
de energía nunca desbaratada en los que inventar nuevas historias con final no
siempre feliz cuando verían la realidad; pues no quería pensar que la perduración
del cariño se convirtiera en una amistad producto de un sentimiento tal vez
inventado; producto de un vínculo estúpido por un contrato de larga convivencia.
Así que
seguiría volcado en la adoración
obsesiva al otro; pues que mejor que morir de agotamiento por una pasión interna
que te consume y así poder seguir engañando cualquier impulso de sueño e
intento de calma a un puto cerebro que busca la conformidad del que no está
dispuesto a sufrir.
Pues era consciente que sólo sufriendo podía seguir escribiendo, pues
era la única manera en espacio donde la
conciencia podía perder los referentes; era la única manera para entrar un poco
en la locura, al intentar encontrar mí espacio atemporal propio.
Ahora sólo
me quedaba reflejar un “viva” a esa acción de padecer; a esa perturbación o afecto desordenado del
ánimo. A esa inclinación o preferencia muy viva de un alguien que podía ser yo
a otra persona.
Con ello
invitaba a todo el mundo a padecerlo; pues los pies siguen andando por separado
al mismo momento que sigo andando por esa hierba muerta que separa los
manzanos; más claro el agua, pues no hay tiempo en esas tierras en que me
ataque ninguna sombra de un ciprés alargado.
Pero para
los que siguen o seguimos pensando, que puede existir el amor con pasión, que
disfruten de la canción; pero que recuerden también que tal vez no siempre los
niños vienes de Paris.
Bonita
canción; los pies siguen su camino por separado al momento que los dedos de mis
manos se siguen desgastando por un nuevo thinning de mañana; pero el desgaste
de las mismas no se ven condicionadas por caricias de pasión, pues tal vez es
por esto que se echan a perder.
Como decía
alguien tal vez era todo más sencillo cuando se dejaba de pensar con el corazón
o con la cabeza y se pensaba más con la entrepierna; pues en el fondo ella era
quien separaba mis pies, quien seguía separando esas palabras…
Seguía
escribiendo desde Cawston, Canada…
"L'amour est delicat comme le pas d'une gazelle, leger comme l'air; comme une recontre sur le net, il peut être fugace et ne durer qu'une seconde, ou au contraire, durer toute une vie, l'essentielle etant que jamais on n'oublie."
ResponderEliminarExiste el amor con pasión. AMOR no desamor.
Gracias por compartir. Bstos.