viernes, 10 de marzo de 2017


Mujeres, hombres y la estúpida organización social de las relaciones entre sexos

Hoy me levanto y me dicen que es el Día Internacional de la Mujer y según parece el día 19 de noviembre fue el día Internacional del Hombre. Tal vez con esas ansias de llenar cada uno de los días del calendario, también debe existir el Día internacional de los niños de cinco años, el Día internacional de las chicas con el pelo rubio, en fin, el Día Internacional de la estupidez selectiva del ser humano….

Sí, el género, una expresión de la estúpida necesidad psíquica humana, de clasificar el mundo simbólicamente, para poder ordenarlo y pensarlo. Sí, el género, la estúpida organización social de las relaciones entre sexos.

Es tal vez producto de mi ignorancia, pero no recuerdo la existencia del Día Internacional del Ser humano, o ¿es que hemos olvidado lo que somos? -, si es que algún día realmente fuimos algo…

La verdad es que estoy un poco cansado de estas ansias de separación entre todo lo que nos rodea, como si cada uno de nosotros tuviésemos de realzar unos derechos individuales, como si cada uno de nosotros tuviéramos que luchar de forma particular; supongo que ya va siendo hora que veamos todo ello de forma más global.

Entendamos de una vez, que la principal diferencia entre hombres y mujeres son las expectativas que la sociedad, le atribuye a cada uno de ellos, y este es realmente el problema.

Todo sería mucho más fácil sino tuviéramos sentimientos de culpa, por no ser el hombre o la mujer que te dijeron que habías de ser; si empezáramos a ahorrarnos la estúpida sensación de culpa de saltarse lo “establecido”.

Según parece nos quieren barrer del campo de la competencia laboral aduciendo que las mujeres nos sentimos mal, por no poder desarrollar nuestra faceta de la maternidad. Según parece nos quieren barrer de nuestra faceta de paternidad aduciendo que los hombres nos sentimos mal, por no poder desarrollar nuestra competencia laboral. ¿nos hemos vuelto locos?

Lo único que conseguimos es ver mujeres y hombres de mirada perdida, con expresión pasiva y el ego disminuido por sus propias expectativas negativas.

Tal vez en su día definir el género de una persona era imprescindible para que tuviera una vida adaptada y saludable psíquicamente, dado que el reconocimiento social pasaba por adaptarse a esa norma; pero tal vez ya ha llegado el momento en que evolucionemos con nuestra manera de ver la vida.

Luchemos para que las expectativas no vengan marcadas desde fuera, luchemos por un mundo sin separación de géneros; salgamos cada día a la calle como humanos, si es que aun los somos y olvidémonos de colgarnos etiquetas, que lo único que nos aportan son necesidades.

Unas necesidades marcadas por una sociedad que, aunque parezca inverosímil, somos nosotros mismos, y que según parece cuando no las conseguimos acabamos frustrándonos. A lo que uno se pregunta - ¿Por qué nos maltratamos de esta manera?

No luchemos por los derechos de la mujer o del hombre de forma individualizada, luchemos por los derechos del ser humano. A todo esto, me voy a dar una vuelta por la estupa de Boudhanath.

Tal vez soy un soñador, pero no soy el único…



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