Mujeres, hombres y la estúpida organización social de las relaciones
entre sexos
Hoy me levanto y me dicen que es
el Día Internacional de la Mujer y según parece el día 19 de noviembre fue el
día Internacional del Hombre. Tal vez con esas ansias de llenar cada uno de los
días del calendario, también debe existir el Día internacional de los niños de
cinco años, el Día internacional de las chicas con el pelo rubio, en fin, el Día
Internacional de la estupidez selectiva del ser humano….
Sí, el género, una expresión de
la estúpida necesidad psíquica humana, de clasificar el mundo simbólicamente,
para poder ordenarlo y pensarlo. Sí, el género, la estúpida organización social
de las relaciones entre sexos.
Es tal vez producto de mi
ignorancia, pero no recuerdo la existencia del Día Internacional del Ser humano,
o ¿es que hemos olvidado lo que somos? -, si es que algún día realmente fuimos
algo…
La verdad es que estoy un poco
cansado de estas ansias de separación entre todo lo que nos rodea, como si cada
uno de nosotros tuviésemos de realzar unos derechos individuales, como si cada
uno de nosotros tuviéramos que luchar de forma particular; supongo que ya va
siendo hora que veamos todo ello de forma más global.
Entendamos de una vez, que la
principal diferencia entre hombres y mujeres son las expectativas que la
sociedad, le atribuye a cada uno de ellos, y este es realmente el problema.
Todo sería mucho más fácil sino
tuviéramos sentimientos de culpa, por no ser el hombre o la mujer que te
dijeron que habías de ser; si empezáramos a ahorrarnos la estúpida sensación de
culpa de saltarse lo “establecido”.
Según parece nos quieren barrer
del campo de la competencia laboral aduciendo que las mujeres nos sentimos mal,
por no poder desarrollar nuestra faceta de la maternidad. Según parece nos
quieren barrer de nuestra faceta de paternidad aduciendo que los hombres nos
sentimos mal, por no poder desarrollar nuestra competencia laboral. ¿nos hemos
vuelto locos?
Lo único que conseguimos es ver
mujeres y hombres de mirada perdida, con expresión pasiva y el ego disminuido
por sus propias expectativas negativas.
Tal vez en su día definir el género
de una persona era imprescindible para que tuviera una vida adaptada y
saludable psíquicamente, dado que el reconocimiento social pasaba por adaptarse
a esa norma; pero tal vez ya ha llegado el momento en que evolucionemos con
nuestra manera de ver la vida.
Luchemos para que las
expectativas no vengan marcadas desde fuera, luchemos por un mundo sin
separación de géneros; salgamos cada día a la calle como humanos, si es que aun
los somos y olvidémonos de colgarnos etiquetas, que lo único que nos aportan
son necesidades.
Unas necesidades marcadas por una
sociedad que, aunque parezca inverosímil, somos nosotros mismos, y que según
parece cuando no las conseguimos acabamos frustrándonos. A lo que uno se
pregunta - ¿Por qué nos maltratamos de esta manera?
No luchemos por los derechos de
la mujer o del hombre de forma individualizada, luchemos por los derechos del
ser humano. A todo esto, me voy a dar una vuelta por la estupa de Boudhanath.
Tal vez soy un
soñador, pero no soy el único…
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