martes, 14 de marzo de 2017


Cuando uno no entiende porque el Holi solo dura un día

Tal vez alguien pensara que estoy enfadado con el mundo, pero últimamente veo que vamos celebrando fiestas que tienen poca durabilidad y nos enorgullecemos de las mismas, aunque el resultado final sea dar a entender, que a pesar de saber que existen diferencias que nosotros mismos marcamos entre los humanos, seguimos viviendo tranquilamente con ellas.

Sí, me refiero al Holi, la fiesta hinduista que según parece por un día, las diferencias entre castas, religión u origen desaparecen. El día en que los límites entre las distintas capas sociales, jóvenes y mayores, ricos y pobres se difuminan.

Sí es el día de la diversidad cultural, el día del respeto mutuo, el día en que las viudas normalmente olvidadas por la sociedad pueden salir a festejar, el día en que las gentes de las castas inferiores tienen el derecho a insultar a los de las castas superiores, el día de reconciliarse con todos aquellos que tengamos diferencias, el día de perdonar y empezar de cero.

El día en que en Varshana, allí donde según parece nació Rādhā, la consorte del dios hindú Krishna, se permite a que las mujeres puedan pegar con un palo a los hombres.

Yo me uno a la fiesta, me visto de blanco para poder ver resaltar esos colores que me echaran en forma de polvo. Sí, será el verde como símbolo de armonía, el naranja como símbolo de optimismo, el azul como símbolo de vitalidad y el rojo que marcará la alegría y el amor.

Me bajaré por esa Tusal Chowk que me unirá hasta Pashupatinath, llenándome me colores y abrazos de cada uno de aquellos amigos y desconocidos que se abrazaran a mí con la mejor de sus sonrisas e intenciones.

Llegaré a Basantapur y en esa Durbar Square los edificios históricos perderán por un día su reclamo, pues lo más importante en esos momentos es la gente. Una gente que siento más feliz y emocionada que nunca, una gente que tal vez siente lo fácil que se hace vivir, cuando no hay diferencias entre cada uno de nosotros.

Con lo cual uno de nuevo se queda con la sensación de no entender nada en esta vida, sí realmente durante ese día disfrutamos y sentimos que todo puede ser más fácil si queremos, porque no lo extrapolamos para el resto de nuestros días, para el resto de nuestras vidas.

Sino sólo nos quedaremos con una cosa, una alegoría a la única realidad que parece demostrable, el cambio de estación, la llegada de la primavera.

Ahora en esa misma noche veo que allí arriba es Purnima, luna llena, y los colores de esa camiseta blanca que llevaba cargada de colores hace pocas horas, se empiezan a difuminar buscando recuperar su normalidad, la realidad.

Tal vez fue un espejismo y de nuevo los símbolos de armonía, optimismo, vitalidad, alegría y amor quieren desaparecer, pues al día siguiente nos levantaremos con una nueva realidad, en la cual no reiremos tanto; pero que aguantaremos el resto de los días del año, pues un nuevo holi aún tendrá que esperar.

Sometimes…. No entiendo nada… porque somos tan complicados y absurdos



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