Pues el
salitre abre puertas y tal vez las ideas
De repente
me encontré con un baño de buena mañana mucho más especial de lo normal en
donde el único disipador se escondía tras un clásico sonido de mar de un día
nublado cualquiera. Sí, ese disipador en forma de aire suave que me alejaba
intermitentemente de la realidad tras aquellas cabezaditas que parecían saber
lidiar con ese ahora cansancio agradable producto de pocas horas dormidas.
Pocas
horas dormidas de esa tal vez mañana, noche o bien pérdida de sensación del
tiempo de lo que podríamos entender como día anterior.
Un día
anterior si se le pudiera llamar así, en donde la maratón bajo bandeja en mano
se había alargado hasta que mis propios ojos se convirtieran en una luz más que
apagar en esa sala ahora convertida en una sauna en donde solo se me daba la
posibilidad de servirme a mí mismo.
Me servía
a mí mismo mientras iba repasando cada uno de aquellos cerrojos hasta que el
sonido de anclaje de los mismos anunciase su cierre. Un cierre que parecía
anunciar el final de esa etapa que se empezaba a palpar y que marcaba de nuevo
el subidón de libertad y de rotura con la continuidad propia. Sí, hasta de las mismas frases que os estaba
escribiendo en este momento y que empezaban estúpidamente con el mismo fin que
acababan.
Así que
ahora tomo el salitre por bandera y me propongo continuar sin linealidad alguna
y como me dé la gana, al momento que veo que no todo cerrojo encuentra su
anclaje convirtiéndome así en ese oxidante que revienta y se cuela por allí donde
quiera ofrecer cualquier libertad sin necesidad de creación de la propia
palabra.
Veo sillón
hecho cama al momento que mi oído se agudiza como animal invertido de presa,
orquestra de máquinas que expulsan el
aire que les oprime y que se hacen sentir por primera vez en el día…y como no
el grito de aquellos que aun deambulan por la calle con el alcohol subido y que
tal vez también lo necesitan para poder decir lo que piensan.
Así que
tal vez el cerrojo no se oxido por ninguna casualidad mientras aparecía un
bonito amanecer con té y cigarrillo en mano, al momento que pensaba que no os estaba
hablando del mismo día en el que había empezado bañándome.
Pues tal
vez es por esta razón que el sol sale cada día, para recordarte que nunca es
demasiado tarde para volver a empezar; nunca es demasiado tarde para saber él
porque de ese cerrojo que necesita del salitre para liberarse…
Pues tal
vez estar vivo no es suficiente motivo para estar bien, sino que prefiero
empezar a buscar por el camino de lo que llaman desdicha, pues la misma también
libera.
Buenos
días cerrojo, pues te oxidaste, pues te liberaste…
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