viernes, 7 de abril de 2017


Drazen, conflictos y Goya al son de Spandau Ballet

Muchas cosas de las que pasan en la vida a veces parece que no vienen al caso, pero la verdad es que si realmente pasan es por algo; es el llamado misterio o no de las coincidencias, todo depende de la necesidad que tengamos en darles importancia.

Ayer un pequeño perro de Boudhanath con nombre Drazen me llevó a descubrir un documental que hablaba de la amistad y posterior ruptura de Drazen Petrovic y Vlade Divac, producto del conflicto bélico de los Balcanes allí en los noventa.

Esta mañana sin saber porque caía a mis oídos ese amor entre barricadas de Spandau Ballet de los ochenta, que nos situaba tal vez en esa Irlanda del Norte.

No hace falta seguir recordando hacia atrás o adelante, para encontrar desgracias de conflictos armados producto de mil cosas inventadas por los seres humanos. Amistades que tal vez se rompen producto del énfasis que los medios de comunicación quieran dar; como fue el caso de esa bandera croata que Divac lanzo al suelo, tras ganar un mundial en nombre de Yugoslavia.

Aun con reminiscencias de esa anterior semana del arte vivida en Manang, tomo sin coincidencias, sino porque quiero, el duelo a garrotazos de Goya, para recordar nuevamente esas palabras que yo citaba hace un par de años cuando veía esa pintura y que desgraciadamente aún tienen validez.

"Ya no existen ni garrotazos ni golpes a herida abierta, pero la fuerza de la palabra tomada como ansia de desprestigio humano redefine la nueva forma de entender la violencia innata del ser humano.

Los gañanes siguen con sus vastos modales disfrazados ahora con traje y corbata, al momento que intentan abducir mediante tosco fardo de mentiras aliadas a codicias personales, a todos aquellos que de buena voluntad ya no utilizan la religión como escapismo a sus problemas.

Supongo que tras domingos de iglesias vacías y campos de futbol dinamitados con campañas publicitarias al mejor postor que necesite lavar su imagen de compulsivos robos; el pueblo se sumerge a la caja tonta de gran pulgada para poderse identificar con un nuevo grupo con el que olvidar quien es él mismo y es allí donde entra a jugar el nuevo juez existencial, el llamado ahora político.

Los mismos nos impondrán reglas y condicionaran nuestros discursos y nadie entrará a este orden del discurso sino satisface ciertas exigencias o está calificado para hacerlo. Nos irán vinculando a ciertos tipos de enunciación y como consecuencia nos prohibirán cualquier otro; tipos de enunciación que vincularan a los individuos entre ellos, y diferenciaran por ello mismo de los otros restantes.

Es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los poderes que implican. Con lo cual los presentados no serán nada más que claros estamentos de sumisión del discurso que no hacen más que irse entrelazando con la finalidad de establecer un control total.

En este momento veo como ese pueblo lejano se va desdibujando cada vez más no quedando ni casas ni vegetación, al momento que la tormenta se vuelve más oscura marcando cada vez un aspecto más duro y trágico. La gente sigue sin preguntarse quién es su juez existencial que tiene el valor de purgar o delimitar sobre la “buena conducta del ser”; pues tal vez el hombre sigue envejeciendo sin saber que es madurar.

Dejad de escuchar sacerdotes tras túnica blanca de supuesto discurso puro, dejad de escuchar hombres tras traje negro de supuesto discurso de razón; pues tal vez tenemos que empezar a escucharnos a nosotros mismos, ya que la diversidad está llena de colores.

Tal vez el problema es que no podemos encontrar la reconciliación entre los pueblos sino conocemos la verdad, pues yo tampoco estaba en el día del Big Bang; pero tal vez estás en el camino correcto cuando pierdes el interés por mirar atrás, pero tal vez estás en el camino correcto cuando te das cuenta que todos formamos parte de una cosa que se llama “mundo”.

No esperemos que sólo lo muertos vean el final de esta guerra; la guerra de aquellos que se siguen gritando con palabras de descredito para vencer el miedo que los atenaza; el miedo que les sigue cubriendo no sólo las rodillas, sino ya el cerebro.

Ya no intento pensar en que son las urnas, las fronteras, las izquierdas, las derechas…sólo intento pensar en un pueblo lejos del pensamiento político, tanto occidental como oriental.

Pues tal vez el problema es que todo lo que nos molesta de otros seres, es sólo una proyección de lo que no hemos resuelto de nosotros mismos."

No es coincidencia que en Nepal las elecciones se acerquen, esperemos que los señalados por ellos mismos, no tomen las riendas de dictaminar lo que tiene que decidir la gente. Hace poco más de un año alguien decía que en la zona de Terai, se había logrado sacar la violencia de la política, pero no la economía…. el problema es que una manda sobre la otra…

Esperemos que un nuevo barco de la Paz se abra sobre mi….


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