Drazen, conflictos y Goya al son de Spandau Ballet
Muchas cosas de las que pasan en
la vida a veces parece que no vienen al caso, pero la verdad es que si
realmente pasan es por algo; es el llamado misterio o no de las coincidencias,
todo depende de la necesidad que tengamos en darles importancia.
Ayer un pequeño perro de
Boudhanath con nombre Drazen me llevó a descubrir un documental que hablaba de
la amistad y posterior ruptura de Drazen Petrovic y Vlade Divac, producto del
conflicto bélico de los Balcanes allí en los noventa.
Esta mañana sin saber porque caía
a mis oídos ese amor entre barricadas de Spandau Ballet de los ochenta, que nos
situaba tal vez en esa Irlanda del Norte.
No hace falta seguir recordando
hacia atrás o adelante, para encontrar desgracias de conflictos armados
producto de mil cosas inventadas por los seres humanos. Amistades que tal vez
se rompen producto del énfasis que los medios de comunicación quieran dar; como
fue el caso de esa bandera croata que Divac lanzo al suelo, tras ganar un
mundial en nombre de Yugoslavia.
Aun con reminiscencias de esa anterior
semana del arte vivida en Manang, tomo sin coincidencias, sino porque quiero,
el duelo a garrotazos de Goya, para recordar nuevamente esas palabras que yo
citaba hace un par de años cuando veía esa pintura y que desgraciadamente aún
tienen validez.
"Ya no existen ni garrotazos ni golpes a herida abierta, pero la fuerza
de la palabra tomada como ansia de desprestigio humano redefine la nueva forma
de entender la violencia innata del ser humano.
Los gañanes siguen con sus vastos modales disfrazados ahora con traje y
corbata, al momento que intentan abducir mediante tosco fardo de mentiras
aliadas a codicias personales, a todos aquellos que de buena voluntad ya no
utilizan la religión como escapismo a sus problemas.
Supongo que tras domingos de iglesias vacías y campos de futbol
dinamitados con campañas publicitarias al mejor postor que necesite lavar su
imagen de compulsivos robos; el pueblo se sumerge a la caja tonta de gran
pulgada para poderse identificar con un nuevo grupo con el que olvidar quien es
él mismo y es allí donde entra a jugar el nuevo juez existencial, el llamado
ahora político.
Los mismos nos impondrán reglas y condicionaran nuestros discursos y
nadie entrará a este orden del discurso sino satisface ciertas exigencias o
está calificado para hacerlo. Nos irán vinculando a ciertos tipos de
enunciación y como consecuencia nos prohibirán cualquier otro; tipos de
enunciación que vincularan a los individuos entre ellos, y diferenciaran por
ello mismo de los otros restantes.
Es una forma política de mantener o de modificar la adecuación de los
discursos, con los saberes y los poderes que implican. Con lo cual los
presentados no serán nada más que claros estamentos de sumisión del discurso
que no hacen más que irse entrelazando con la finalidad de establecer un
control total.
En este momento veo como ese pueblo lejano se va desdibujando cada vez
más no quedando ni casas ni vegetación, al momento que la tormenta se vuelve
más oscura marcando cada vez un aspecto más duro y trágico. La gente sigue sin
preguntarse quién es su juez existencial que tiene el valor de purgar o
delimitar sobre la “buena conducta del ser”; pues tal vez el hombre sigue
envejeciendo sin saber que es madurar.
Dejad de escuchar sacerdotes tras túnica blanca de supuesto discurso
puro, dejad de escuchar hombres tras traje negro de supuesto discurso de razón;
pues tal vez tenemos que empezar a escucharnos a nosotros mismos, ya que la diversidad
está llena de colores.
Tal vez el problema es que no podemos encontrar la reconciliación entre
los pueblos sino conocemos la verdad, pues yo tampoco estaba en el día del Big
Bang; pero tal vez estás en el camino correcto cuando pierdes el interés por
mirar atrás, pero tal vez estás en el camino correcto cuando te das cuenta que
todos formamos parte de una cosa que se llama “mundo”.
No esperemos que sólo lo muertos vean el final de esta guerra; la
guerra de aquellos que se siguen gritando con palabras de descredito para
vencer el miedo que los atenaza; el miedo que les sigue cubriendo no sólo las
rodillas, sino ya el cerebro.
Ya no intento pensar en que son las urnas, las fronteras, las
izquierdas, las derechas…sólo intento pensar en un pueblo lejos del pensamiento
político, tanto occidental como oriental.
Pues tal vez el problema es que todo lo que nos molesta de otros seres,
es sólo una proyección de lo que no hemos resuelto de nosotros mismos."
No es coincidencia que en Nepal
las elecciones se acerquen, esperemos que los señalados por ellos mismos, no
tomen las riendas de dictaminar lo que tiene que decidir la gente. Hace poco
más de un año alguien decía que en la zona de Terai, se había logrado sacar la
violencia de la política, pero no la economía…. el problema es que una manda
sobre la otra…
Esperemos que un nuevo barco de
la Paz se abra sobre mi….
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