Manang, algo más que arte
Pues la verdad es que hoy sí que
toca, es el momento de salir corriendo hacia ese baúl de los recuerdos, a la
búsqueda de esa foto inexistente, que me ayude a recordar lo que paso durante
esos días en Manang.
Ahora recuerdo una minivan
escurriéndose entre diferentes líneas desuniformes de vehículos, que se alejaba
estrepitosamente del Valle de Katmandú. Entre bocinazos de alerta y paradas
estratégicas para llenar y vaciar el estómago simultáneamente, llegábamos a Besishahar
Allí un jeep nos esperaba para
afrontar ese último tramo de vaivenes que se alargaría más de cinco horas. Dharapani
era el destino final, un pequeño pueblo de baja montaña de etnia Gurung, que
formaba parte del llamado “Anapurna Conservation Area”.
Pero la verdad como no muy
apegado al mundo del trekking, mi papel allí no era servirme de unas botas y
algo de ropa, para limitarme a subir para después volver a bajar por pendientes
imposibles.
El objetivo principal de esos días
era llevar a cabo talleres relacionados con el mundo artístico en una escuela,
para que los mismos ayudaran a despertar la sensación de que el aprendizaje
está más allá de lo que dictaminan los libros de texto.
Con lo cual en un mundo en el
cual todo parece estar escrito, la posibilidad de llegar de forma digamos poco
convencional o mejor dicho no establecida parecía ser camino más arduo, que
cualquier que nos pudiera llevar a cada una de esas montañas, tan preciadas por
los que mayoritariamente las visitaban.
Escrito en palabras inteligibles,
sería como poder hacer llegar lo abstracto a la educación, sin parecer que el
resultado final no es más que una pura transcripción a un lenguaje nuevamente
convencional.
Las herramientas utilizadas fueron
el arte plástico, la música y el teatro; y después de intentar ver desde fuera
el trabajo final, uno se quedaba con la sensación de no saber si realmente había
dejado algo de validez o no.
Pero por suerte o no, a uno
siempre se le queda la esperanza que lo entregado siempre deja por bien o por
mal una huella; de manera que el fracaso o la victoria siempre acaba
despertando un interés por conocer quien lo causo, y con ello un nuevo hilo de
conocimiento se nos abre sin darnos cuenta.
Pasado uno días, puedo imaginar
que cada uno de aquellos chicos, por una parte, se dieron cuenta que encima de
un escenario podían representar un personaje que no era el suyo y con ello
podrían tener más tablas para desempeñar los diferentes papeles que tenemos que
interpretar en la vida. Por otra parte, se dieron cuenta que, rasgando cinco
cuerdas de una guitarra, podían sentir que el sonido es algo más que aquello
que surge de un aparato reproductor o bien que tras pintar un mural con dibujos
que no necesariamente tienen que ser semejantes a la realidad, podían sentir
que en su interior hay un universo que también crea.
Con lo cual uno se queda con la
sensación que tal vez no hace falta esperar un resultado final tras el trabajo
hecho durante la vida, pues tal vez la necesidad de ello no es nada más que
sentirse realizado con uno mismo con algo tangible.
Lo más importante es poder pensar
que cada uno de los chicos de aquella escuela, se puedan dar cuenta que están creando
una nueva forma de contar la historia de sus vidas. Una nueva historia lejos de
lo que escriben los libros de texto que tanto dictaminan nuestra forma de
pensar.
Evidentemente que esas gesticulaciones
dramatizadas encima de un escenario estarán influenciadas por imágenes televisivas
o bien esos murales absorberán mucho de cada una de aquellas revistas que hayan
pasado por sus ojos, pues estamos en un mundo interconectado socialmente; pero
por encima de todo, lo importante es que, en cada uno de aquellos casos, todo
ello habrá surgido de sus propias manos, caras, pies…y ese nuevo libro de texto
invisible llevara su nombre por portada.
De camino de vuelta nuevos
bocinazos y carreteras serpenteantes volvía a recordar, ahora egoístamente tenia
nuevas visiones para poder seguir escribiendo una nueva historia que se alejaría
también de cualquier cuaderno escolar cuadriculado; gracias por darme nuevos
inputs en los que pensar.
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