jueves, 14 de septiembre de 2017


En cualquier parte del mundo los dualismos seguían existiendo; locura o razón

Los dualismos se median entre la palabra prohibida y la palabra esperada, entre la locura y la razón o tal vez entre una simple hoja en blanco u otra manchada de palabras conexas del que según parece sabe. Los vencedores parecían empuñarse a la realidad como razón de ser, mientras los vencidos seguirían emulando aquello que sin hojas de diccionario parecía ser más angustioso que la muerte sin entender la vida.

¿A partir de qué momento se podía entender la locura como una verdad oculta? ¿A partir de qué momento no la tendría que dejar caer en el olvido y así ser investida por la razón? Está claro que actualmente buscábamos a la palabra del “loco” un sentido, pero un sentido centrado en los intereses de construcción verbal.

Intentábamos conocer cuál era el discurso de la verdad o mejor dicho cuál era la voluntad de la verdad, una voluntad de la verdad que tampoco se encontraría libre de control, ya que la misma se encontraba apoyada bajo el paraguas institucional; libros, ediciones, bibliotecas….y es esa voluntad de la verdad, la que intentaba recuperar las dos anteriores citadas (“palabra prohibida” y “razón y locura”) para poder modificarlas y fundamentarlas.

Ahora blindábamos esa voluntad de verdad, que excluía a esa ansia de verdad que intentaba justificar lo prohibido o bien definir la locura. Con lo cual la posible voluntad de saber se convertía en poder conocer tan sólo una voluntad de verdad ya predefinida, ya establecida.

Lo que desgraciadamente acabamos consiguiendo, es que el triunfo de la razón se convirtiera en el olvido de aquel idealista que sigue soñando.

No dejéis que la locura inventada por los que siguen diciendo tener la razón, siga dejando hojas en blanco; pues nunca utópicamente seguiremos pensando que nuevas letras podremos crear para brindar con nuestros pensamientos.

Me levanto por la mañana y veo de nuevo ese viejo hombre que sin vestimenta en su parte superior, sigue deambulando por la comunidad evitando el contacto visual y dejando de sonorizar sus pensamientos.

Su aspecto relajado transmite algo especial en mí, pero tal vez cada uno de aquellos miembros de la comunidad lo pasan por alto; pues su forma de actuar no encontró su espacio en sentencia aplicada a un significado.

Pero la verdad que me siento bien al sentir que a él no lo importa nada de todo aquello que puedan pensar los demás…cada mañana se levantara de nuevo para colocarse su Sarong. El bien sabe que los textiles forman parte de un mundo- Un mundo en el que predomina la creencia de que el tejido comunica y tiene la habilidad de transformar a quienes se ponen en contacto con él.

Que la gente lo entienda o no ya no le importa, pues bien descubrió un día que la felicidad pasa por uno mismo y de ello “la verdad” no tiene ni puta idea….



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