De nuevo me embarqué en la
búsqueda de nuevos mensajes que me guiaran por este largo camino, nuevos
mensajes con los que aprender nuevas cosas, nuevos mensajes que dieran
respuesta a la inquietud que a veces sobrevolaba tímidamente en mi pensamiento,
pero que a veces golpeaba con fuerza y me preguntaba….- ¿que andaba buscando
con la aventura que esta semana había iniciado?
Para ello me dirigí a los cerros
de la Araucaria. En estos momentos quería sentir las montañas de cerca, más
bien como diría mi amigo Vegas, sentía la necesidad de “encontrarme cerca del
cielo”, ese cielo tan real como el abismo. Sí, ese abismo que supone entregarse
a “esa guerra tan cruel de uno contra uno mismo”, esa lucha por conseguir
llegar a eso que tanto idealizamos o más
bien a eso que buscamos sin saber muy bien que nombre darle.
Así que con ansia idealizadora y
mochila a la espalda me subí al primer bus nocturno que paso por la estación de
San Fernando, el cual tomaría la forma de hostel y me ayudaría a ahorrarme unos
pocos pesos chilenos.
Fue una buena mañana, cuando esa idealización
tomo el nombre de Cerro de San Sebastián; un cerro que ahora divisaba desde el
llamado Parque Nacional de Huerquehue, el cual se encontraba acompañado por el
lago de Caburgua. Fue allí donde emprendí mi camino, con mirada fija al alto
horizonte; eso sí, una vez más sin saber exactamente contra que enemigo estaba
intentando luchar o sin saber si tal vez tan sólo se trataba de una de mera
necesidad ególatra de sentir que culminaba una proeza, una proeza que esos
momentos retaba mi pensar.
Os tengo que decir que no sé si
encontré respuestas a mi inquietud, pero me sentí orgulloso de llegar a su cima
y con ello me confirme a mi mismo que no estaba la vida para perder héroes, ni
grandes ni pequeños… y al menos con ello podía seguir pensando que en esta vida
podía ser lo que realmente me propusiera ser.
_
_
Hemos pasado de "conoce Catalunya con Abel" a conoce el mundo. Tu tranquilo que te seguimos con google earth. A disfrutar.
ResponderEliminar