La Angostura - Bariloche
Tras tocar el timbre de la
pequeña puerta de madera del Hostel, aparece una mujer de edad avanzada con
mate y bombilla en mano; momento en que me doy media vuelta buscando respuestas
a mí sorpresa y es así que me veo en el centro de una ciudad que bajo insignia
albiceleste se encuentra rodeada por lagos, bosques y montañas; según parece me
he quedado dormido en medio del soñado paso andino hasta aparecer en Bariloche!
¡Estoy en tierras Argentinas!
Dejo la mochila en el primer
armario entreabierto que encuentro y tras cambiarme de “remera” salto corriendo
a la calle en búsqueda del mejor postor que me ofrezca un cambio paralelo a los
pocos euros que me quedan en la cartera, eso sí, lamentándome al mismo momento
de no tener dólares en mano, los cuáles harían saltar lágrimas de alegría a más
de uno.
Recogiendo los billetes al vuelo
entro en un restaurante con mesas montañeras de madera y no dudo en pedir mi
milanesa al plato con papas fritas acompañada de una Quilmes Cristal bien fría;
me quedo mirando la etiqueta fijamente y en ella puedo leer “el sabor del
encuentro”, realmente nunca mejor dicho…momento en que me vienen a la cabeza
esos buenos momentos vividos meses atrás en Buenos Aires. Pero sin poder dar
tregua al recuerdo me doy cuenta que un alfajor me mira fijamente desde la feria
artesanal de enfrente, que junto a un Fernet Branca parece estar dispuesto a
perder su virginidad.
Realmente sólo faltarían unas
notas de Gardel para caracterizar la situación, pero estas se ven mejoradas con
el buen gusto del Redemption Song de Bob Marley, con lo que me voy repitiendo a
mí mismo “Emancipate yourselves from
mental slavery, none but ourselves can free our minds”. Con ello me doy
cuenta que siempre nos llevamos algo de cada una de las canciones que pasan a
lo largo de nuestra vida y que sin las cuales sería imposible el recuerdo.
Este es el momento en que alzo mi
copa de Fernet y brindo por Pau Ballbé, dándole las gracias por responder al
mail de mi hermano, en el que me daba las gracias por utilizar su canción en el
blog y me deseaba suerte en mi largo viaje. -“Pau, espero que segueixis despertant la sensibilitat de
la gent amb la teva música i amb tota humilitat gràcies per deixar-me
identificar en algunes de les teves lletres” –
En los días siguientes pasaron
por delante de mis ojos sitios tales como la villa de la Angostura, el Parque
Nacional Nahuel Huapi, el Lago Gutierrez, el Parque Municipal Llao-Llao con los
entrañables Arrayanes y las increíbles vistas desde el Cerro Campanario,… con lo que se me hace muy difícil el resumir todas
estas sensaciones en una fotografía.
Pero sinceramente una de las
anécdotas más curiosas de mi estancia en Bariloche, se dio una buena mañana
saliendo del Hostel; en donde me vi sorprendido por una mujer de poco más de
cincuenta años, que parecía un poco angustiada.
Según me comento esa misma tarde
se tenía que reencontrar con su ex novio, que hacía más de 25 años que no lo
veía y por ello me preguntaba sobre el estado de las instalaciones del Hostel.
No obstante al cabo de pocos segundos me confesó, que lo menos que le
interesaba eran las instalaciones y que la principal duda que tenia era “si
agarrar un par de camas chicas o bien una de matrimonio”; sus propias palabras
eran.- la verdad es que por teléfono andamos
muy bien, pero yo tampoco quiero que ahora él se piense…tu ya me entiendes…
¿usted que haría?- .
Realmente lo primero que se me
vino a la cabeza fue un clásico “la vida sólo se vive una vez”, pero luego
pensé que si me estaba contando todo esto era porque realmente le interesaba la
relación, con lo que acabe diciéndole; - “la respuesta me la dan tus ojos,
cuando hablas de él” – lo que me respondió con una sonrisa. Desgraciadamente al
día siguiente no supe si sus ojos se correspondieron a su sonrisa….
Bueno os dejo, parece que la ruta
40 nos espera!!!! Dale dale, agarralo!!!
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