Sorata, la capital
del Treking en Bolivia y yo pensando en los días.
Podría ser una
tarde de domingo de cualquier lugar; niños correteando con cara sucia apurando
los últimos minutos de suspiros a balón gastado, madres cargando neveras vacías
en camionetas que volvían a ciudad, padres escuchando esa moviola deportiva que
ladraba los últimos goles de la jornada, ágora de consultorio social, médico,
humano…podría ser una tarde de domingo de cualquier lugar que hubiera visto
crecer mi infancia
Me imaginaba esos
momentos en que cargado de sudor arenoso me subía al carro familiar para volver
a la realidad del llamado Lunes; en cambio a día de hoy no me importaban los
días, ni por nombre ni por número, pues cada uno de ellos sería recordado por
algo especial y su nombre sería designado por mí mismo.
Ayer por ejemplo
sería el día de la búsqueda de la Laguna Chilata allí en Sorata. Recordaría esa
fatigada subida entre sierras curtidas, montañas nevadas, ovejas rizadas,
chanchos coloridos, jóvenes pastores, pizarras arrojadas, sonrisas chilotas,
vacas sorprendidas… y como no esa neblina que nos acechaba y que nos iba
escondiendo a su antojo nuestro rumbo.
Fue uno de esos días
en que el cansancio de la ruta y el estopor de la altura nos hicieron echar más
de una vez la vista atrás, con esa sensación de derrota, la cual por suerte se vio
postergada con algún suspiro de ánimos que señalaba aquel nuevo horizonte que
alcanzar.
Pero finalmente tras
llegar allí en donde aquellas dos puntas de hielo señalaban el inicio de un retorno
obligado por unas horas de luz que apuraban una vuelta a oscuras, nos dimos la
vuelta; los mapas se habían escurrido en esa fría mañana de…y los mismos
parecían ser una perfecta excusa al fracaso de nuestra búsqueda.
Pero a la vuelta,
unos pájaros a modo de cóndor sin dejar el paso por una vez, junto a unos
vacunos que acariciaban con su tez ese ese verde pasto, nos señalaron allí en
donde esa laguna tomaba vida; no sé si fue un espejismo de lo que nuestra mente
llevaba todo el día buscando, pero la verdad es que vimos o creímos ver aquello
que buscábamos. Una vez más uno se daba a la idea que uno podía ver e imaginar
lo que se proponía en cada momento.
Pues tal vez ese
mismo niño que linchaba ese balón en ese pasto marcado por porterías, no
recordaría si era sábado o domingo sólo por el sonido de la moviola
radiofónica, pues tal vez recordaría el día en que se había encontrado a las
afueras del pueblo para festejar ese beso esperado con aquella joven que tal
vez no veía entre semana.
Pues ahora me preguntaba
si sólo recordaba los días cuando me interesaba…pues porque recordamos u
olvidamos a nuestro antojo como al son de aquella neblina. Pues tal vez ahora
soy un privilegiado por no recordar los días, pues no recuerdo cuando empecé a
contar los días de la semana en mi infancia…tal vez tras un primer beso de fin
de semana…sólo por esta razón los empezaría a recordar a partir de ahora..
hola tiet soc la Vinyet ets un crac fent blocs i fins in tot jo m'he ne fet un de cuina es:
ResponderEliminarvinyetfa-cuinagirl.blogspot.com.es
jajaj
dew