Aclaraciones
A veces la gente me pregunta si
realmente soy feliz cuando viajo. Algunos de mis escritos pueden denotar cierta
indignación o desaprobación con el mundo en el que a uno le toca vivir. Pero tomaros
el tema como una terapia personal, pues es el ejercicio mediante el cual uno se
puede desprender de todas aquellas cosas que de manera directa o indirecta le
hacen perder el sentido de la vida; que en el fondo no es más que “vivir”, eso
sí, en la totalidad de su significado. Un hecho que desgraciadamente a menudo
olvidamos.
Existen demasiadas cosas que
nublan nuestra cabeza y que nos impiden vivir por vivir, sin necesidad de marcarse
ningún objetivo más. Así que quieras o no, gracias a poder escribir todas
aquellas cosas que retumban demasiado en tu cabeza, le ayudan a uno a sentirse
mejor con uno mismo.
Algunos pensareis que el hecho de
que este en Nepal actualmente va relacionado con todo ello, tal vez esa
necesidad de seguir aquellos que buscan su “iluminación” al momento que se van
desprendiendo de todo aquello material que les rodea. Aquellos que buscan
olvidar la palabra “apego” de su lenguaje para evitar el sufrimiento y
conseguir asimismo la ausencia del ego.
Pues la respuesta es “no”; soy
abstemio a los dogmas y sin querer parecer egocéntrico, la fe la centro en mí
mismo. Desde hace años pienso que somos egoístas por naturaleza, pues el
egoísmo en el buen sentido de la palabra es innato; todo lo que hacemos lo
acabamos haciendo por satisfacción propia, lo cual no implica que cada una de
estas acciones, no comporten la satisfacción de los demás.
Sigo pensando en estandartes
tales como; “toma de la vida lo que desees, y no olvides que todas las noches
de tu vida son igualmente importantes y que todos los días son tuyos para que
los aproveches”, lo cuales podrían parecer una apología al individualismo.
Pero esto no impide a que busque
el contacto con lo que me rodea, pues no busco una distancia emocional frente a
ello, por miedo a pensar que eso será objeto de mis deseos. Con lo cual vivo
solo con la idea de vivir y por ello no tiendo a ocultar mis emociones hacia lo
que está frente de mí, pues ya hace tiempo que perdí el miedo a querer y a ser
querido.
Tal vez todo esto pueda parecer
un juego de palabras sin significado, pues a menudo nos expresamos mejor si
prescindimos de las palabras. Pero como ahora ya las tomé, no tengo vuelta
atrás. Con ello me viene a la cabeza una canción que decía “Yo hago canciones”;
para mí un canto a la alegría de quien no tiene miedo a contar sus tristezas
pasajeras.
Yo ahora pensaré que sólo hago
escritos…aunque se remueva tristeza, indignación, EMOCIÓN, no penséis que estoy
siempre igual…pues el resultado de poder expulsar todo esto, te compensa con
una máxima plenitud emocional.
Desnudaros de una vez por todas,
pues todo es mucho fácil si uno pierde el miedo a ser visto tal como es.
Y que quede claro, que amo de
igual manera la tierra, el mar, el aire, el cielo…y la especie humana; eso sí, sin
lugar a dudas la más complicada, pues la escritura lleva al libre albedrío de
su interpretación.
Prometo más aventuras y
desventuras por Katmandú en el próximo post, pero antes necesitaba desprenderme
de todo esto…
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