sábado, 12 de noviembre de 2016


Aclaraciones

A veces la gente me pregunta si realmente soy feliz cuando viajo. Algunos de mis escritos pueden denotar cierta indignación o desaprobación con el mundo en el que a uno le toca vivir. Pero tomaros el tema como una terapia personal, pues es el ejercicio mediante el cual uno se puede desprender de todas aquellas cosas que de manera directa o indirecta le hacen perder el sentido de la vida; que en el fondo no es más que “vivir”, eso sí, en la totalidad de su significado. Un hecho que desgraciadamente a menudo olvidamos.

Existen demasiadas cosas que nublan nuestra cabeza y que nos impiden vivir por vivir, sin necesidad de marcarse ningún objetivo más. Así que quieras o no, gracias a poder escribir todas aquellas cosas que retumban demasiado en tu cabeza, le ayudan a uno a sentirse mejor con uno mismo.

Algunos pensareis que el hecho de que este en Nepal actualmente va relacionado con todo ello, tal vez esa necesidad de seguir aquellos que buscan su “iluminación” al momento que se van desprendiendo de todo aquello material que les rodea. Aquellos que buscan olvidar la palabra “apego” de su lenguaje para evitar el sufrimiento y conseguir asimismo la ausencia del ego.

Pues la respuesta es “no”; soy abstemio a los dogmas y sin querer parecer egocéntrico, la fe la centro en mí mismo. Desde hace años pienso que somos egoístas por naturaleza, pues el egoísmo en el buen sentido de la palabra es innato; todo lo que hacemos lo acabamos haciendo por satisfacción propia, lo cual no implica que cada una de estas acciones, no comporten la satisfacción de los demás.

Sigo pensando en estandartes tales como; “toma de la vida lo que desees, y no olvides que todas las noches de tu vida son igualmente importantes y que todos los días son tuyos para que los aproveches”, lo cuales podrían parecer una apología al individualismo.

Pero esto no impide a que busque el contacto con lo que me rodea, pues no busco una distancia emocional frente a ello, por miedo a pensar que eso será objeto de mis deseos. Con lo cual vivo solo con la idea de vivir y por ello no tiendo a ocultar mis emociones hacia lo que está frente de mí, pues ya hace tiempo que perdí el miedo a querer y a ser querido.

Tal vez todo esto pueda parecer un juego de palabras sin significado, pues a menudo nos expresamos mejor si prescindimos de las palabras. Pero como ahora ya las tomé, no tengo vuelta atrás. Con ello me viene a la cabeza una canción que decía “Yo hago canciones”; para mí un canto a la alegría de quien no tiene miedo a contar sus tristezas pasajeras.

Yo ahora pensaré que sólo hago escritos…aunque se remueva tristeza, indignación, EMOCIÓN, no penséis que estoy siempre igual…pues el resultado de poder expulsar todo esto, te compensa con una máxima plenitud emocional.

Desnudaros de una vez por todas, pues todo es mucho fácil si uno pierde el miedo a ser visto tal como es.

Y que quede claro, que amo de igual manera la tierra, el mar, el aire, el cielo…y la especie humana; eso sí, sin lugar a dudas la más complicada, pues la escritura lleva al libre albedrío de su interpretación.

Prometo más aventuras y desventuras por Katmandú en el próximo post, pero antes necesitaba desprenderme de todo esto…



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