domingo, 17 de febrero de 2013


Cambio Pesos por Soles…pero siempre os recordaré

I finalmente llega el momento en que te tienes que despedir de una tierra; por unos momentos pasan por tu cabeza paisajes, aventuras, momentos y sobre todo personas.. es uno de esos momentos en que te gustaría abrazar a aquello que sin tener cuerpo te hace fluir más que nunca cada una de tus emociones. Te gustaría abrazarlo con la misma fuerza con que te fuiste abrazando con cada uno de aquellos que se te fueron cruzando durante estos dos últimos meses y medio de viaje. Son abrazos sentidos con personas con las que eres consciente que posiblemente no volverás a ver nunca más y con ello se crea una situación en donde la marcha sin mirada atrás se convierte en el mejor opio para la posible nostalgia duradera. El apego y desapego parecen mantener un pulso en donde tú pierdes la capacidad a poder controlar tus sentimientos, pero con ello levantas cabeza y esperas seguir jugando al riesgo de conocer nuevas tierras, nuevas personas, nuevas vidas…

Así pues mi última parada sería Arica, en donde a parte del famoso morro, no podría hacer muchas cosas más, sí perdonad.. mirar la puerta trasera de los baños, los cuales claudicaron tras ingerir algunos alimentos en mal estado. Es como si mi cuerpo se revelara por primera vez por aquella marcha, era como si los nervios florecieran dentro de mí al dejar tantas emociones sentidas por el camino.

Pero consciente de que a veces es mejor partir sin dar vuelta atrás; me presenté en la frontera para enlazar con Tacna, ya territorio Peruano. Allí tras un mismo escenario, tan sólo parecían cambiar las banderas y las monedas, las cuáles me ayudarían a sobrevivir por un tiempo más mi viaje.

Tras el almuerzo partí rumbo a Arequipa, por el camino divise un desierto que fue tomando finalmente el verde de los campos, pero sinceramente no recuerdo si vi algo más…aun me sentía en Chile, eso sí sin negarme a dar la bienvenida a Perú.
 

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