domingo, 24 de febrero de 2013


Huacachina – Un oasis cerca de Ica

Fina arena se cuela entre mis ojos, al momento que el frío cubre mis espaldas y los hombros se estremecen hasta sentir la fuerza de mis costillas como presionan pidiendo aire. Allí abajo se encuentra un oasis lleno de luz, lleno de luz artificial hecha para aquellos que tras un vaso de bebida ebria, emulan una puesta de sol para recuerdo de aquellos que violaran sus fotos.

A mi izquierda se encuentra aquel oasis de tierra firme y labios resecos, de aquel que se apartó en la búsqueda de la soledad o tal vez de aquel que sin buscarla un día se encontró en ella. Realmente es allí donde me gustaría ir en estos momentos, no por buscar la soledad, sino por la paz que me seduce. Mientras pienso esto, de nuevo se estremece mi cuerpo que lidia entre una tierra frágil y suave y el cemento áspero de las codicias

Ahora aquí arriba ya me encuentro sólo y tras resistirme un rato, emprendo mi viaje hacia la luz artificial, eso sí echando una mirada hacia atrás.. No por volver allí donde me encontraba, sino por coger de la mano a aquel que se encontraba sólo y abrirle los ojos a una vida que tal vez nunca conoció, porque siempre hay alguien que nos quiere, porque siempre hay alguien que nos espera; porque aunque nos corten todas las flores de amor, siempre llegará una nueva primavera…

Porque el espíritu del hombre se alimenta de nuevas experiencias, pero como escribió Christopher McCandless en sus últimos suspiros, después de más de dos años buscando su propia esencia, la felicidad es real sólo cuando esta se comparte…

Que tu muerte sirva para abrir los ojos a todos aquellos introvertidos/extravertidos que luchan sólo consigo mismos…

Into the wild…no más palabras para hoy…

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