domingo, 5 de mayo de 2013


Cochabamba, nuevas páginas para un viejo libro

Permanecíamos allí arriba tumbados en aquellas calientes piedras que bajo la atenta mirada del Cristo de la Concordia de Cochabamba nos daban un reposo merecido tras esa larga noche en que habíamos abierto múltiples páginas de cada una de nuestras vidas.

Unas páginas que habían corrido con la misma velocidad con la que ahora la brisa azotaba cada uno de nuestros rostros humedecidos por las suaves gotas que caían de ese cielo que tan sólo se cuidaba de iluminar aquella tranquila Avenida de las Heroínas de una sábado tarde.

Durante el día habíamos visitado aquel gran centro de comercio al aire libre que cubría cada una de aquellas calles que aun olían a esas mesas quemadas producto de esa última ofrenda del primer viernes de cada mes a la Pachamama. Esas mesas que humeaban frente casas cargadas de manzanas en búsqueda de amor, de uvas en búsqueda de suerte, de velas verdes, rojas y amarillas en búsqueda de dinero, pasión y prosperidad
.
A la vuelta sabíamos que al menos nos quedaría algún silpancho esperando en alguna de esas esquinas acompañado de nuevas Judas y Tiquiñas allí en esos bares de la calle España en donde mesas con velas para dos, escribirían nuevas páginas a nuestras vidas tras la banda sonora de viejos temas de los setenta que nos hacían recordar una vez más todo lo que habíamos recorrido.

Nos era fácil recordar ese pasado, pero cada una de las nuevas páginas que intentábamos escribir se volvían difusas, pues demasiados frentes se abrían frente de nosotros y tal vez la nueva vida que habíamos escogido vivir era todavía demasiado desconocida en nuestro pensar como saber si era la que buscábamos.

Pero yo era feliz, pues la sensación de cambio se apoderaba de nuevo en mí y la sensación de claridad fuese o no ficticia junto a ese otoño con olor a primavera me invitaba a conseguir todo aquello que esas ofrendas esperaban ofrecer a cada una de aquellas almas.

Así que ahora ya no subiría al monte en búsqueda de cristos a la espera de nuevas deudas que cubrir, sino que frente a ellos me daría la vuelta para ver más allá de lo que la vida me intentaba ofrecer; pues muchas veces todo está mucho más cerca de lo que creemos, pues tal vez todo es mucho más fácil de lo que creemos, pues tal vez no es necesario tanto tal vez…



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