Monteverde. Pacífico o Caribe
Los coletazos de una vuelta avanzada se iban mermando
allí arriba en el cerro de los Amigos, a donde había llegado tras esas cuestas
empinadas que partían de esa gasolinera que separaba el camino entre Santa
Elena y Monteverde.
Tal vez aquellas cuestas empinadas podrían simbolizar
esa vida de escalones cada vez más altos con los que uno se familiariza en el
momento de tomar decisiones, tal vez aquellas cuestas marcaban una longitud
inventada…
Pero está claro que una vez allí arriba, me encontraba
con el insistente dualismo de mirar a la izquierda o a la derecha, de mirar
hacia el Pacífico o hacia el Caribe, de encontrar el calor como estación vivida
de paso o prometerme vivir el calor continuo hasta que el frío no sólo
apareciera sino que también existiera; si ese momento cuando no se ama ni lo
que se celebra…
Así que finalmente baje por la misma senda sin poder
tomar decisión alguna, pues cada una de las dos partes se encontraba
inalcanzable en este momento. Y como aquella luz que se acerca y que se va
mientras pierde el foco como pestañeo de asignación, fui perdiéndome por nuevos
verdes separados por calle de arena hasta llegar a la reserva biológica de
Monteverde. Sí, otra de aquellas reservas de naturaleza “libre”, tapiada bajo las
columnas de Hércules de papel; pero una vez más sin que las cosas no nos
sucedan por algo, mientras estaba sentado a las puertas del parque...
Parvada de colibrís cautivados con anzuelo de miel
eran anulados de “libre” vuelo por la dulzura del manjar presentado; tal vez el
volar pasaba a segundo plano en aquellos momentos a cambio de ese anónimo que
podría ser una dulce invitación, tal vez es que uno puede seguir volando aunque
no tenga alas..
Pero así que iba cayendo la luz solar y sin tener
ahora que subir a ningún cerro Amigo, aparecía con más insistencia ese Pacífico
que ahora sí que se veía rodeado por el golfo de Nicoya, las nubes parecían
haber desaparecido por completo; o es que tal vez el sol se convertía en
colibrí por la mañana para recoger el néctar de las frutas o es que tal vez el
sol se convertía en colibrí por la noche para poder cortejar a la luna, pues
tal vez esa era la única manera de encontrarse con ella.
Ahora me pregunto quién era sol y quien era luna,
quien era el Pacífico y quien era el Caribe.. y lo más importante, donde iba
yo…pues estaba en el medio.
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