jueves, 20 de marzo de 2014

Volver a empezar. Panamá

A pesar de que las cosas empezaban a tomar forma allí en el Caribe, sentía la necesidad de hacer un click de vuelta a empezar. No era malo el sitio, pero era como tener ganas de volver a sentir que empezaba el viaje con otro pie; así que tras repasar el cambio de Watzlawik me tomé un bus hacia Sixaola para allí pasarme a Panamá. Tal vez en pocos días regresaba a Costa Rica para compartir un carro, pero no podía esperar más; pues creo que si uno se queda encerrado en un mismo ambiente acaba perdiendo su energía.

Quien sabe, tal vez en mi vuelta en pocos días a Cosa Rica, encontraría ese lugar ficticio o jardín imaginario en donde poder encontrar un rincón que me perteneciera, pero está claro que el tiempo para quien espera es difícil de medir, así que se acabaron los relojes imaginarios para hoy.

Asimismo acababa perdiendo en el aire un billete de vuelta el cual posiblemente me estaba condicionando a ver las cosas de forma poco realista. Sí, curiosamente esos billetes de ida y vuelta que acaban condicionando lo que vas a hacer, son esos casos en que parece que pongas una fecha de caducidad a las cosas; aunque es cierto que a veces las fechas de caducidad no existen, pues cuando creas sentimientos estos perduran para siempre.

Ahora sí miraba hacia atrás podía pensar que tal vez no había aprovechado al máximo ese mes en Costa Rica y muchas cosas se habían escapado por el camino sin darme cuenta, pero como animal que se mueve por sensaciones me parecía que había ido a su encuentro en una fecha equivocada. Sí, tal vez yo y Costa Rica éramos como dos amantes que habíamos nacido bajo una estrella desafortunada.

Así que de nuevo era como si me encontrara en casa planeando y leyendo sobre el nuevo país que iba a visitar; era como si abriera la primera hoja de un libro que empezaría a escribir en el día de hoy.

Y a día de hoy esas primeras hojas empezaban con ese típico puente andante de madera que separaba esas dos banderas y en donde tras unas pequeñas trabas a la entrada finalmente podía llegar con un colectivo a la “portuaria” Almirante.


En Almirante una lancha me esperaba para acercarme a la Isla de Colón de Bocas de Toro. Panamá.



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