domingo, 18 de diciembre de 2016


Nuevas iniciativas

Finalmente llego el día, era sábado 17 de diciembre, una fecha que desde hace unas semanas estaba dando mucho que hablar entre los chicos que forman parte del Proyecto Joven. Era el día del lanzamiento de una nueva iniciativa, en uno de las casas de acogida más singulares de Katmandú, Siphal.

Siphal es una casa de acogida, formada en su mayor parte por jóvenes que sus padres se encuentran entre rejas y por otra parte, por disminuidos que tras el terremoto del 2015 tuvieron que dejar su centro debido al mal estado en el que quedo el mismo.

Siphal ha sido un centro en el que durante los últimos años, se han llevado a cabo muchas acciones puntuales por parte de ONG’s. El problema, es que la duración de las mismas en mucho de lo casos no ha tenido continuidad, lo que ha causado un cierto ambiente de desazón en los chicos. Una atmosfera que se puede sentir en el aire, cuando uno de nuevo cruza esas puertas con una nueva iniciativa bajo el brazo.

Por lo común, se han llevado a cabo acciones más pensadas en lo que se piensa que los chicos puedan necesitar, que en lo que realmente necesitan. Con lo cual, como en muchos otros casos, el escuchar antes de actuar ha quedado en el olvido. Esto ha provocado que acciones que desde fuera pudieran parecer benefactoras, finalmente no han llegado a buen cauce; lo que ha originado un cierto desgaste en cuanto a la confianza de los representantes de la institución hacia acciones externas.

Con todo ello, nuevamente Amics de Nepal sentía la necesidad de entrar por esa pequeña puerta azul de Siphal y una vez más escuchar antes de actuar. En este caso ponía encima la mesa una opción, pero daba total libertad a los integrantes del centro para que dicha iniciativa fuese tomada según las necesidades de ellos mismos; consiguiendo de esta manera que fuese tomado como un proyecto del propio centro.

La propuesta era tan básica como ofrecer comida, pero lo importante de la misma era la forma en que se debería ejecutar dicha ayuda. A partir de ahora una vez al mes los chicos de la casa de acogida tenían que decidir que iban a comer el sábado y lo que es más importante, aquello que habían decidido como plato del mediodía, tendría que ser elaborado y cocinado con sus propias manos. Con lo cual, qué mejor que poder gozar de una cosa que uno ha creado con su propio esfuerzo, así pues, la gratificación se ve doblemente compensada.

Tras unas reuniones con el conjunto de chicos de la casa de acogida y después de votaciones democráticas por parte de los mismos, ese sábado 17 diciembre tomaba el nombre de la “Momo Party”.

Los chicos del Proyecto Joven se encargaban de comprar cada uno de esos ingredientes, para poder dar forma a esos momos y ataviados de bolsas llegaban a las instalaciones del centro.

Allí el grupo de internos les esperaban con sonrisas y nunca mejor dicho, con ganas de ponerse manos a la masa, para poder ver el resultado de lo que eran capaces de hacer.

Tras más de tres horas de trabajos y unas risas inevitables, que aparecían de cada uno de aquellos que veían las formas estrambóticas que podía adoptar un momo; llegaba el momento de pasar con bandeja reluciente para probar aquello que habían hecho con su propio trabajo.

Evidentemente el final de fiesta acababa con el debate de que les gustaría cocinar el próximo sábado, seguro que para conocer la decisión final nos faltarían aun unas cuantas visitas más, pero podemos avanzar que un Buff Chowmein o unas Samosas, es lo que sonaba con más fuerza.

De nuevo la continuidad se nota en el camino de Siphal, y lo chicos lo empiezan a percibir cuando ven los jóvenes del Proyecto Joven. Con la confianza mutua entre ambos, las cosas son mucho más fáciles y la posibilidad de poder llevar a cabo acciones que gratifiquen a ambas partes por igual, se ven posibles en un futuro muy próximo.

Gracias Siphal, gracias Proyecto Joven, gracias a todos, por hacerlo tan fácil. Pues todo es más fácil, cuando uno tiene lo que realmente quiere.



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