martes, 10 de enero de 2017


Aprendiendo a aprender

Son la 1.30 del mediodía y los integrantes del Proyecto Joven llegan a una amplia sala con moqueta azul; allí un grupo de chicos parece ver pasar las horas frente un televisor, el cual en muchos casos parece ser su única ventana al exterior.

Pero esta es la segunda semana en que curiosamente está pasando algo especial, que tal vez hace un tiempo sería impensable. Esos chicos de la sala de la moqueta azul, conocidos también como los chicos de la casa de acogida de Siphal, empiezan a ver que ya no es momento de evadir la realidad a través de una pantalla que hace despertar sueños inalcanzables; empiezan a ver que es momento de afrontar la realidad y utilizar aquellas herramientas que realmente tienen a su alcance para que así luego ellos, puedan ser los protagonistas de dichos sueños.

Ahora esos chicos de Siphal cuando ven llegar a la 1.30 al Proyecto Joven d’Amics de Nepal corren a apagar el televisor, al momento que se suceden una serie de entradas y salidas de esa sala como si se fuese a acabar el mundo.

Al cabo de pocos minutos cada uno de aquellos chicos se encuentran sentados nuevamente en esa moqueta azul; pero ahora con libros y libretas a su alrededor miran a los ojos de los jóvenes de Amics de Nepal, pues tal vez poco a poco empiezan a ver que con ellos, sí que pueden empezar a confiar para poder sacar hacia adelante sus estudios.

Es el momento de las Tuitions, una práctica muy extendida en Nepal que se basa en ofrecer clases de refuerzo escolar a grupos reducidos. Los integrantes del Proyecto Joven se sitúan en cada uno de los extremos de esa sala y bajo pancarta imaginaria ofrecen sus aptitudes a cada uno de aquellos chicos; son clases de matemáticas, de ciencias, de nepalí, de inglés, etc… A partir de ahora cada una de aquellas materias tendrán una cara visible en la que respaldarse y poder creer que nada es imposible.

Tal vez algunos de los asistentes no serán poco más jóvenes que los responsables de ofrecer las clases de repaso d’Amics de Nepal, pero está claro que por encima de la llamémosla capacidad intelectual, que sin lugar a dudas es una expresión que tendría que ser borrada como sistema de clasificación del ser humano, existe una cosa más importante para que la docencia sea efectiva, la complicidad.

Sí, hay una cosa que a menudo olvidamos que se llama complicidad, que es mucho más importante en estos casos y sin lugar a dudas los jóvenes del Proyecto Joven tienen una gran capacidad en crear ese vínculo, con cada uno de aquellos que necesitan de su ayuda.

Tal vez por historias vividas, han aprendido que la complicidad con cada uno de aquellos que les han ofrecido una mano, les ha dado una mejor capacidad para conseguir sus objetivos y ahora con ello se sirven para ayudar más eficientemente a cada uno de esos chicos que les acompañan en esa sala de Siphal.

Serán tal vez unas primeras semanas de mucho trabajo, pues se tendrán que ir reestructurando los objetivos dependiendo de las carencias de cada uno de aquellos chicos, pues está claro que una vez más los responsables de decir que es lo que necesitan y que no serán ellos mismos.

Pero el Proyecto Joven ya sabe que el esfuerzo lleva a una recompensa, y una sonrisa al final de cada uno de aquellos días les servirá para buscar solución a aquel problema de matemáticas que se resiste o bien para buscar soluciones para que aquel chico de la moqueta azul que no quería estudiar, se una a ellos, porque ellos bien saben que no hay ni buenos ni malos estudiantes, sino profesores que saben o no saben despertar las inquietudes de los chicos.



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