jueves, 26 de enero de 2017


El día en que Frida Kahlo y Joaquín Sabina se encontraron con las mujeres de Nepal

El hecho de buscar excusas para encontrar coincidencias tal vez inventadas, le seducen a uno cuando viaja por países que no son el suyo; es por ello que, al ver entrar esa mujer vestida de rojo en aquel habitáculo en donde impartían clases de alfabetización para mujeres, el Boulevar de los sueños rotos de Sabina aparecía en mi mente.

La verdad es que no se trataba de un poncho rojo esa vez, sino que la misma vestía un sari acomodado a las adoraciones a la Diosa Parvati; la esposa de Shivá que tras paso por pira crematoria se había reencarnado para poder seguir a su lado.

Parvati encarnaba la feminidad, y con rostro brillante como el sol naciente, poseía una hermosa figura, amplias caderas y todas las cualidades exaltadas del sexo femenino.

Pero sin tal vez tener tiempo de fijarme en ese aspecto que pudiera despertar o no esa mujer, la canción de Sabina seguía sonando y ahora aparecían en ella Diego Rivera y Frida Kahlo.

Pues ahora que pienso, tal vez no fuese una coincidencia que no me fijara en su aspecto exterior, sino que era la fuerza la que aquella mujer desprendía, la que era equiparable a la propia Frida Kahlo.

Frida Kahlo en su día tomo los pinceles no como forma de escapismo, sino como forma de expresar la realidad de una misma. Como ella misma decía; ella nunca pintaba sueños, sino que pintaba su propia realidad.

Frida Kahlo con sus pinturas daba voz a su propio dolor y a los sin palabras de ese mundo, que vivían oprimidos por las tradiciones de un pasado puritano.

Una mujer tal vez rota por dentro, pero al mismo momento con un interior terriblemente bello. Realmente sería increíble que cada una de aquellas mujeres allí sentadas en flor de loto, ahora tomaran también esas plumas como nuevo elemento de compañía.

Que pudieran tomar esas plumas como nuevo estandarte de expresión, y nos pudieran avasallar con poesías escritas llenas de realidades vividas; de realidades que aún siguen allí dentro por culpa de aquel que se cuidó de anularlas; aquel que las anulo, por miedo a verse por debajo de aquel nivel inventado por los seres humanos

A ver sí, de una vez por todas, la gente empieza a entender que no hay nada de maravilloso en empequeñecernos, para que los demás no se sientan inseguros a nuestro lado.

Ahora cae en mis ojos “Autorretrato con mono” de Frida Kahlo. Sí, aquellos monos a los que dio forma en su imaginario, representando a los hijos que no podía tener. Ando por las calles de Nepal y también veo monos, pues el dios mono es venerado por los hindúes y es la expresión misma de la humildad.

Pero tal vez ya está bien de buscar coincidencias por hoy… aunque es verdad que se espera que un ser humilde tenga interés por encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas; y con ello encontrar caminos no sólo para comprender el mundo, sino para ayudar a comprender a los demás.

Así que acabaremos con un clásico - todo está conectado en esta vida, todo pasa por algo-. Ahora sí, espero que tras la dificultad por cultura, de poder ver llorar aquellas mujeres que toman sus plumas como nuevos pinceles para expresar su interior; aprendan a reír como llora Chavela.



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