sábado, 7 de enero de 2017


Una de pensamientos,… tranquilos y punto

Esa noche tocaba definir mi experiencia en Nepal con una palabra. Casi sin pensarlo, la respuesta aparecía rápidamente y era bautizada bajo el nombre de “tranquilidad”.

Tal vez una palabra sin sustento para muchos; pues desgraciadamente la misma puede ser borrada poco a poco por obligación, debido al sinfín de preocupaciones que nos avasallan día a día.

Pero pensad que tranquilidad no es sólo calma, pensad que tranquilidad no es perder el tiempo, sino que tranquilidad es la ausencia de angustia, de miedo, de culpa; indudablemente tres de los pilares en los que nos atamos estúpidamente para amargarnos la vida día a día.

Sí, la angustia que nos sacude y que nos deja sin respiración en el momento de querer decir las cosas que queremos decir. Sí, el miedo que nos anula los pensamientos que llevamos dentro por aquello que puedan pensar los demás. Sí, la sensación de culpa que nos hace pensar que lo que hacemos no es lo que en principio deberíamos hacer.

Al final sin saber porque todo pasa por no hablar, por no actuar, por no expresarnos tal y como realmente somos. Realmente menuda estupidez, con lo fácil que podría ser la vida y nos la acabamos complicando debido a unos “porqués” que aparecen mágicamente, sin que los mismos aporten una sorpresa afable a nuestro devenir.

Calla, habla, vístete, desnúdate, canta, baila, busca cada uno de aquellos verbos que quieres que formen parte de tu vida y sobretodo utilízalos cuando quieras, pues llegaste sólo y te irás sólo de este mundo, con lo que intenta que nadie sea juez de tus acciones; en el fondo las cosas te las tienes que demostrar a ti mismo y a nadie más.

Tal vez estoy muy trascendental o como queréis llamarlo, pero realmente no me importa lo que penséis. Tal vez necesitaba decirlo, para ayudarme a mí mismo a dar valor a mi estado actual. Tal vez era la forma para convencerme que con la tranquilidad ya no necesito nada más, para seguir viviendo felizmente.

No espero vuestra respuesta, pues después tal vez parecería que busco un apoyo que reafirme mi forma de actuar o pensar y ello tiraría por el suelo todo lo que he dicho hasta el momento. Me sirve más pensar que lo hago es lo que quiero y ya está, así de fácil.

Cada uno toma su camino, pues nada ni nadie es dueño de nadie, sólo uno mismo es dueño de sí mismo y con eso ya me vale.

Ahora entro en el Monasterio de Kopan, allí en lo alto de Katmandú, tal vez chillaría, sin pensar el qué, pero veo mucho silencio en mi alrededor y al final me contengo. Yo que pensaba que estaba liberado de todo, pero veo que aún me faltan cosas por aprender. Tal vez es una utopía pensar que hago lo que quiero, pero engañándome o no, sigo pensando que Nepal es definido por tranquilidad.

Ahora me tomo la libertad de escuchar esta canción, tal vez en este caso no sé si enlaza con lo que he dicho, pero es lo que me apetece escuchar y con eso ya me vale - ¿el equilibrio es imposible?, ¿en este caso sería un equilibrio imposible entre lo que quiero hacer y acabo haciendo?

Perdonad estoy en el Monasterio de Kopan, me siento tranquilo…silencio, ya no toca hablar….


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