Una de pensamientos,… tranquilos
y punto
Esa noche tocaba definir mi
experiencia en Nepal con una palabra. Casi sin pensarlo, la respuesta aparecía rápidamente
y era bautizada bajo el nombre de “tranquilidad”.
Tal vez una palabra sin sustento
para muchos; pues desgraciadamente la misma puede ser borrada poco a poco por
obligación, debido al sinfín de preocupaciones que nos avasallan día a día.
Pero pensad que tranquilidad no
es sólo calma, pensad que tranquilidad no es perder el tiempo, sino que tranquilidad
es la ausencia de angustia, de miedo, de culpa; indudablemente tres de los pilares
en los que nos atamos estúpidamente para amargarnos la vida día a día.
Sí, la angustia que nos sacude y
que nos deja sin respiración en el momento de querer decir las cosas que
queremos decir. Sí, el miedo que nos anula los pensamientos que llevamos dentro
por aquello que puedan pensar los demás. Sí, la sensación de culpa que nos hace
pensar que lo que hacemos no es lo que en principio deberíamos hacer.
Al final sin saber porque todo
pasa por no hablar, por no actuar, por no expresarnos tal y como realmente
somos. Realmente menuda estupidez, con lo fácil que podría ser la vida y nos la
acabamos complicando debido a unos “porqués” que aparecen mágicamente, sin que
los mismos aporten una sorpresa afable a nuestro devenir.
Calla, habla, vístete, desnúdate,
canta, baila, busca cada uno de aquellos verbos que quieres que formen parte de
tu vida y sobretodo utilízalos cuando quieras, pues llegaste sólo y te irás
sólo de este mundo, con lo que intenta que nadie sea juez de tus acciones; en
el fondo las cosas te las tienes que demostrar a ti mismo y a nadie más.
Tal vez estoy muy trascendental o
como queréis llamarlo, pero realmente no me importa lo que penséis. Tal vez necesitaba
decirlo, para ayudarme a mí mismo a dar valor a mi estado actual. Tal vez era
la forma para convencerme que con la tranquilidad ya no necesito nada más, para
seguir viviendo felizmente.
No espero vuestra respuesta, pues
después tal vez parecería que busco un apoyo que reafirme mi forma de actuar o
pensar y ello tiraría por el suelo todo lo que he dicho hasta el momento. Me
sirve más pensar que lo hago es lo que quiero y ya está, así de fácil.
Cada uno toma su camino, pues nada
ni nadie es dueño de nadie, sólo uno mismo es dueño de sí mismo y con eso ya me
vale.
Ahora entro en el Monasterio de
Kopan, allí en lo alto de Katmandú, tal vez chillaría, sin pensar el qué, pero
veo mucho silencio en mi alrededor y al final me contengo. Yo que pensaba que
estaba liberado de todo, pero veo que aún me faltan cosas por aprender. Tal vez
es una utopía pensar que hago lo que quiero, pero engañándome o no, sigo
pensando que Nepal es definido por tranquilidad.
Ahora me tomo la libertad de
escuchar esta canción, tal vez en este caso no sé si enlaza con lo que he
dicho, pero es lo que me apetece escuchar y con eso ya me vale - ¿el equilibrio
es imposible?, ¿en este caso sería un equilibrio imposible entre lo que quiero
hacer y acabo haciendo?
Perdonad estoy en el Monasterio
de Kopan, me siento tranquilo…silencio, ya no toca hablar….
No hay comentarios:
Publicar un comentario