miércoles, 18 de enero de 2017


El día en que Messi, Cristiano Ronaldo, Chomsky y Chauvin se sentaron en la misma mesa en Katmandú


Cuando de nuevo te bajas a la 1.30 del mediodía a por tu ración de Chowmein (fideos fritos acompañados de lo que quieras) y aparece el típico joven que se sienta en la misma mesa que tú, para informarse de tu procedencia; suele sucederse uno de los episodios típicos en tierras foráneas.

Mi respuesta más común es Barcelona, pero hoy respondía España. Uso esta “palabra” para poder dar un punto de localización al preguntante, pues creo haber perdido hace tiempo la necesidad de hablar de nacionalidades y con ello tener un grupo menos al que tener que formar parte, un grupo menos con el que se me catalogue como ciudadano.

Pero lo curioso o no de ello es que mi respuesta iba seguida de las siguientes palabras del preguntante; la Liga, Barcelona, Madrid…

De nuevo uno se da cuenta que el chovinismo patriótico cruza océanos cogido de la mano del futbol, como el único elemento capaz de exportar a otras culturas.

¿y quién es el culpable de todo ello, si es que realmente hay que señalar un culpable? Tal vez la opción fácil sería pensar que el allí preguntante era el falto de información, en relación al sitio de dónde venía; pero tal vez una visión más realista sería pensar que el futbol se ha convertido en un elemento eficaz de persuasión utilizado por los políticos para tener su rebaño, alias “pueblo”, distraído.

De nuevo la estrategia de la distracción que en su día Chomsky nos señalaba, sale a relucir. La experiencia de aquellos que mandan, ha demostrado que el método más simple es mantener el público distraído con temas sin importancia y así conseguir que los mismos sean ignorantes de los problemas y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas.

Que mejor que comprometer sus emociones, aumentar su egocentrismo y su gusto por las actividades emocionales y físicas que muestran esos 22 jugadores que corren como gladiadores defendiendo una nueva etiqueta de catalogación.

Gracias a ello conseguiremos multiplicar sus confrontaciones mediante ataques emocionales, los cuales ayudaran a tener una “mente ocupada”, sin aspiraciones en pensar en nada más.

Unos atribuirán esa necesidad, llamémosle también distracción para no ser tan duro, como su única forma de evasión tras tal vez salir del trabajo. Sí, esa mente ocupada durante ocho horas laborables, desconectara tras comentario radiofónico o televisivo de las últimas andanzas del deportista del momento.

Pero paralelamente la vida va pasando sin darse uno cuenta y la realidad tal vez por nuestro propio interés parece verse enmascarada tras un mundo que no sé si queremos conocer o bien evitamos; y es por ello que nos acomodamos a perderlo hábilmente frente un televisor.

Tal vez soy yo el que me tendría que comprarme un televisor mañana y dejar de pensar en cosas que tal vez no me van a llevar o no a una mejor vida, pues las mismas no tendrán mucha más connotación que a mí mismo, pero creo que con eso a mí ya me vale. Tal vez es que un día pasé de ser etnocéntrico a egocéntrico…

Clement Walker advirtió, "No puede haber alguna forma de gobierno sin sus propios misterios, los cuales deben ser ocultados a la gente corriente, la ignorancia y la admiración que nace de la ignorancia son los padres de la devoción y de la obediencia civil".

Ahora yo me imagino que aun puedo encontrar algo misterioso en mi y por eso me sigo devotando a mí mismo.

Por los que estéis interesados en como acabo aquella conversación con ese joven, os diré que no llego muy lejos, más que nada por mi aun ignorancia con el idioma nepalí. Pero siempre nos quedaran aquellas canciones que no entenderemos y no por ello seguiremos escuchando, porque suenan bien.



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