De nuevo por Santiago
Después de más de un mes volvía a
una tierra que me conocía y absorbido por buenas compañías, los días pasaban
sin ser vistos al momento que olvidaba lo que estaba viviendo; según parece las
emociones no se permitían florecer con un estado de bienestar. Pero finalmente llego un momento en que no pude
resistirme a la necesidad de sentir algo, así que salí a la Plaza de las Armas
acompañado de viejas hojas que había escrito, para con ellas buscar respuestas
a lo que estaba pasando.
Necesitas tú soledad
para entender que está pasando,
necesitas tú soledad
para sentir que aún existes.
Como un lobo solitario
aúllas con miedo a que te oigan,
y luchas por los que
te quieren, sin que ellos te vean.
Olvidaste los que te
rodeaban para no sentirte como ellos,
y abrazaste tus
sueños sin volver de los mismos.
Con tristeza no
quisiste vivir,
y tus caricias
buscaste para darte cariño.
Ahora te encuentras
junto a todos sin querer nadie de nada,
ahora te encuentras
junto a nadie sintiéndote a ti mismo.
A la alambra de
hierro te sigues abrazando,
para poder seguir
lamiendo tu heridas.
A la alambra de
hierro te sigues abrazando,
para poder sentirte
que estás vivo.
Lucha por despertar
de tus sueños y deja soñar a los que te rodean,
porque llegará un día
en que sus sueños serán los tuyos
No sé si obtuve respuestas, pero
al menos pude sentir cosas, pensar cosas..Una de ellas fue que a medida que uno
va creciendo, cada vez tiene más “porqués” para seguir viviendo y que el único
problema del viajero es “como” vivir esos “porqués”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario