sábado, 19 de enero de 2013


De nuevo por Santiago

Después de más de un mes volvía a una tierra que me conocía y absorbido por buenas compañías, los días pasaban sin ser vistos al momento que olvidaba lo que estaba viviendo; según parece las emociones no se permitían florecer con un estado de bienestar. Pero  finalmente llego un momento en que no pude resistirme a la necesidad de sentir algo, así que salí a la Plaza de las Armas acompañado de viejas hojas que había escrito, para con ellas buscar respuestas a lo que estaba pasando.

Necesitas tú soledad para entender que está pasando,
necesitas tú soledad para sentir que aún existes.
 

Como un lobo solitario aúllas con miedo a que te oigan,
y luchas por los que te quieren, sin que ellos te vean.


Olvidaste los que te rodeaban para no sentirte como ellos,
y abrazaste tus sueños sin volver de los mismos.


Con tristeza no quisiste vivir,
y tus caricias buscaste para darte cariño.


Ahora te encuentras junto a todos sin querer nadie de nada,
ahora te encuentras junto a nadie sintiéndote a ti mismo.


A la alambra de hierro te sigues abrazando,
para poder seguir lamiendo tu heridas.


A la alambra de hierro te sigues abrazando,
para poder sentirte que estás vivo.
 

Lucha por despertar de tus sueños y deja soñar a los que te rodean,
porque llegará un día en que sus sueños serán los tuyos


No sé si obtuve respuestas, pero al menos pude sentir cosas, pensar cosas..Una de ellas fue que a medida que uno va creciendo, cada vez tiene más “porqués” para seguir viviendo y que el único problema del viajero es “como” vivir esos “porqués”.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario