Dos días navegando
por el Marañón, sintiendo su presencia
De repente aquella
tela azul se empezó a levantar lentamente; yo tumbado en mi hamaca miraba a mí
alrededor esperando el cierre de luces, tal vez por vergüenza a mostrarme
frente a ella, tal vez por miedo a que alguna lagrima pudiera delatar mi
fragilidad o mejor dicho mi humilde humanidad de la cual pensaba que aún era
participe.
En cambio ella, sin
miedo a nada, acostumbrada a mostrarse como era; se presentaba tranquila y
relajada. Se mostraba cargada de dulce fruta por arriba y salada por allí en
donde el agua nos separaba. Pero así que el tiempo iba pasando, estúpidamente,
la paz que me producía todo aquello me imposibilitaba al mismo momento el poder
aguantar su mirada.
Así que uno sensación
de angustia se apoderaba de mí, la cual sólo parecía ser ahuyentada mediante la
búsqueda de conversaciones con cada uno de aquellos que me acompañaban en ese
espectáculo nacido de lo que nunca uno vio nacer; unas conversaciones que sin
faltar al respeto, saltaban a escondidas al guiño del movimiento de mi cabeza
hacia atrás.
En otros momentos
el alejamiento se veía traducido al golpe de aquella sirena que avisaba el
momento en el que el puchero de madera alejaba el ruido del estómago, un ruido que
parecía venir más de los propios nervios que del propio hambre inventado.
Así que de nuevo y
sin ser orgulloso de ello, mi tranquilidad parecía ser más llevadora a partir
del propio bullicio necesario para sentir ese no sé qué, que aún no conseguido
darle nombre.
Ella en cambio
permanecía inmóvil sin hacer ruido alguno, hasta que finalmente se fue alejando
en la oscuridad; mis luces en cambio permanecieron abiertas y tal vez un nuevo
espectáculo de farsa y comedia aparecería frente a ella. Un espectáculo con
palabras de un diccionario que si vimos nacer.
Así que ahora
sentía la necesidad de observar todo aquello como espectador, para conocer
realmente como era vivir dentro de ella, tal vez así podría aprender nuevas
formas de ver la vida; tal vez Pacaya tenía muchas cosas nuevas que mostrarme…
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