De Adiós
Panamá a Hola Canadá vía Houston
Sensación
extraña cuando vuelves a subirte a un avión para hacer un trayecto largo y te
das cuenta que de nuevo abandonas grandes nuevos amigos, pero esta vez sin la
recompensa de ir al encuentro de otras personas queridas que tal vez te esperarían
al otro lado del océano o bien en este mismo continente. Pero acostumbrado a
que la realidad supere mi ficción no pensaré que hay gente que pueda esperarme
y así podré seguir sorprendiéndome de mis propias acciones.
Así que
ahora de nuevo me veo con una vuelta a empezar; dejo tres meses de mi vida para recordar allí en
Panamá, para embarcarme a la tal vez caprichosa aventura canadiense. Sí, esa
aventura canadiense que espero que se convierta con el puente para acabar desplazándome
a Alaska; la historia que ahora se sentó pesadamente entre ceja y ceja.
Realmente
creo que ahora es el momento, no sólo por poderme excusar por el hecho de que
la temporada de lluvias puede decolorar mis visitas por Centroamérica, sino porque
no durante todo el año el sol deja que no colme la nieve allí arriba en el
norte.
Está claro
que es una decisión que sin lugar a dudas me puede costar el viaje; pues las
posibilidades de trabajar y viajar en zona donde la “i” de ilegal es alargada
me dificultan las posibilidades de buscarme la vida. Pero lo tomaremos como nuevo reto, junto a la
“divertida” misión de comunicarme en lengua ajena, sinceramente una de las
cosas que me dan más pereza a mis treinta y diez.
Así que a
pesar de reírme de felicidad y ya en Texas, allí donde parece que aún no sea
necesario olvidar el español, he decidido dejar guardado un seguro de vuelta en
forma de dinero para que me lleve a Latinoamérica, por si la escapada se hace inevitable.
De esta manera seguiremos olvidando los “adiós” para seguir creyendo con los
“hasta luego”; una de las frases más necesarias con las que confiar para
cualquier que agarre la mochila como forma de vida.
Una vez
más veo que uno siempre tiene un par de sitios donde sentarse; todo depende de a
quien quiera sentir más cerca o bien de a quien quiera sentir más lejos para
poder añorar con más fuerza su cercanía.
Tal vez el
día que pueda sentarme en dos sitios a la vez, decidiré vivir para siempre de
pie… pero eso lo dejaremos como otro de esos misterios que nos hace eternos.
Seguint les teues aventures!!! I la mama es queda parada que puguem seguir-te de tan aprop. Besitos!
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