viernes, 20 de junio de 2014

De Adiós Panamá a Hola Canadá vía Houston

Sensación extraña cuando vuelves a subirte a un avión para hacer un trayecto largo y te das cuenta que de nuevo abandonas grandes nuevos amigos, pero esta vez sin la recompensa de ir al encuentro de otras personas queridas que tal vez te esperarían al otro lado del océano o bien en este mismo continente. Pero acostumbrado a que la realidad supere mi ficción no pensaré que hay gente que pueda esperarme y así podré seguir sorprendiéndome de mis propias acciones.

Así que ahora de nuevo me veo con una vuelta a empezar; dejo  tres meses de mi vida para recordar allí en Panamá, para embarcarme a la tal vez caprichosa aventura canadiense. Sí, esa aventura canadiense que espero que se convierta con el puente para acabar desplazándome a Alaska; la historia que ahora se sentó pesadamente entre ceja y ceja.

Realmente creo que ahora es el momento, no sólo por poderme excusar por el hecho de que la temporada de lluvias puede decolorar mis visitas por Centroamérica, sino porque no durante todo el año el sol deja que no colme la nieve allí arriba en el norte.

Está claro que es una decisión que sin lugar a dudas me puede costar el viaje; pues las posibilidades de trabajar y viajar en zona donde la “i” de ilegal es alargada me dificultan las posibilidades de buscarme la vida.  Pero lo tomaremos como nuevo reto, junto a la “divertida” misión de comunicarme en lengua ajena, sinceramente una de las cosas que me dan más pereza a mis treinta y diez.

Así que a pesar de reírme de felicidad y ya en Texas, allí donde parece que aún no sea necesario olvidar el español, he decidido dejar guardado un seguro de vuelta en forma de dinero para que me lleve a Latinoamérica, por si la escapada se hace inevitable. De esta manera seguiremos olvidando los “adiós” para seguir creyendo con los “hasta luego”; una de las frases más necesarias con las que confiar para cualquier que agarre la mochila como forma de vida.

Una vez más veo que uno siempre tiene un par de sitios donde sentarse; todo depende de a quien quiera sentir más cerca o bien de a quien quiera sentir más lejos para poder añorar con más fuerza su cercanía.


Tal vez el día que pueda sentarme en dos sitios a la vez, decidiré vivir para siempre de pie… pero eso lo dejaremos como otro de esos misterios que nos hace eternos.



1 comentario:

  1. Seguint les teues aventures!!! I la mama es queda parada que puguem seguir-te de tan aprop. Besitos!

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